domingo, 28 de febrero de 2010

Siguiendo a "Cinco Siglos" en Sarajevo


Mañana del lunes 1 de marzo. Antonio Torralba, de "Cinco Siglos", nos envía una pequeña crónica del concierto desde Sarajevo, y algunas fotos:

Ubicado junto a la catedral en unos antiguos baños turcos, el Instituto Bosnio alberga en sus elegantes salas singulares testimonios de la artesanía, la historia, la literatura y los tradicionales modos de vida del pueblo bosnio. La más noble de esas salas congregó ayer bajo su doble cúpula a un numeroso público (entre el que se encontraban los embajadores de EEUU, Austria y España) dispuesto a escuchar las lecturas instrumentales de romances sefardíes que "Cinco Siglos", en formación de sexteto, había preparado para la ocasión.


Melodías del acervo cultural de las comunidades de Salónica, Tetuán o Tekirdag llenaron durante una hora el auditorio del Bosniak Institute y la imaginación de unos asistentes cuyas vidas transcurren en uno de los espacios geopolíticos más complejos del planeta. Largamente aplaudidos, estos "Sones de Sefarad" hicieron especial efecto en un grupo humano a menudo olvidado de entre los que tejen el entramado social de la castigada ciudad de Sarajevo, los viejos judeoespañoles que se reúnen en un centro cultural cuyo nombre es también un manifiesto: "La Benevolencia".


Noche del domingo 28. El concierto ha terminado con lleno hasta la bandera y gente fuera por falta de espacio. Por lo visto, ha asistido hasta el embajador de EEUU en Bosnia. El grupo está satisfecho por el público y por la acústica del auditorio. Ya contarán con más tranquilidad.

Minaretes y campanarios en Sarajevo

Tarde del domingo 28. Acompañados por personal de la Embajada, andan los integrantes del grupo conociendo un poco mejor la capital bosnia y visitando su casco histórico, muy reconstruido según me cuenta Dani Sáez, aunque mantiene en muchos casos las huellas de los tiroteos en las fachadas. Encajonada entre altas montañas, Sarajevo se va extendiendo de una manera un poco anárquica a lo largo del valle y por la parte baja de las laderas, sin demasiada planificación.

En su paseo han conocido uno de los lugares más impactantes de la capital: el Bulevar Mese Selimovica, que en tiempos de la guerra fue conocido como S
niper Avenue, la avenida de los francotiradores, por ser uno de los lugares más vulnerables para los habitantes de la ciudad sitiada.

La rueda de prensa de la mañana, con sus pequeños fallos de organización, ha venido seguida de los actos de clausura del Festival, que termina hoy. Y a estas horas, estará el grupo ensayando en el Bosniak, preparándose para el recital "Sones de Sefarad", que contará con unos invitados de excepción: los integrantes de una pequeña comunidad sefardí que sobrevive en Sarajevo, alguno de cuyos miembros conoce, mal que bien, nues
tro idioma. Una pieza más en el enorme rompecabezas étnico de Bosnia-Herzegovina, el gran problema sin resolver de este país, el origen del laberinto de odio que le llevó al pozo de la guerra. Esta noche, la música del pasado más remoto sonará en Sarajevo a camino de futuro: sólo la convivencia y el respeto a lo diferente conseguirá cerrar las heridas.


El bulevar Mese Selimovica

Madrugada del domingo 28. Me escribe el infiltrado en "Cinco Siglos" desde Sarajevo, ya están allí descansando. Finalmente parece que sí habrá posibilidad de comunicarnos. Ha sido un viaje larguísimo, de todo el día, con escala incluida en Viena para probar el chocolate local...

Pero probablemente más intenso será el día de mañana (ya hoy) domingo. Comenzará con una rueda de prensa a eso de las 10.00, hora local, y a las 17.00 ya estarán en el lugar del concierto, el Bosniak Institute, para empezar los ensayos que se extenderán durante las dos horas previas a la actuación.


Además de por aquí, también se les puede seguir la pista en su
muro de Facebook.

viernes, 26 de febrero de 2010

Los cordobeses "Cinco Siglos" en el Sarajevo Winter Festival

No existe, en el imaginario colectivo europeo, ninguna ciudad que represente con más profundidad el dolor de la guerra. Con la II Guerra Mundial demasiado lejos en la memoria, y aunque algunos episodios como el español de Guernica aún sean vivamente recordados, nada se puede comparar con el nombre de Sarajevo.

Sarajevo, la ciudad mártir que la generación de los ochenta conocimos a golpe de telediario, fue el centro de la vergüenza de Europa durante años, un doliente monumento al sinsentido que moría, día sí y día también, mientras compraba el pan en el mercado de Markale.


Pasado mañana, quince años después de que terminara la guerra de Bosnia, el grupo cordobés "Cinco Siglos", de música antigua, irá a esta ciudad mayoritariamente musulmana a tocar música procedente de los judíos españoles, a dar vida a partituras e instrumentos traídos gracias a los frecuentes viajes en el tiempo que tienen lugar en los talleres de luthier del grupo.

El Sarajevo Winter Festival es el más importante acontecimiento cultural de la ciudad. Se celebra anualmente desde 1984, habiendo tenido lugar incluso en los peores años del asedio serbio, y este año acoge como invitado especial a nuestro país. El mes de febrero se ha llenado de actuaciones musicales, obras de teatro y conferencias, y el concierto de "Cinco Siglos" prácticamente supone una ceremonia de clausura.

El programa "Sones de Sefarad" incluye música procedente de los países a los que emigraron los judíos sefardíes, más de cien mil personas que fueron expulsadas de los reinos peninsulares en 1492, y que se desperdigaron desde Marruecos hasta Yemen,
Grecia o Jerusalén. En palabras de Antonio Torralba, la música sefardí suena hebrea, hispana, pero también árabe, beréber, turca, griega, serbia, persa... es fundamentalmente mestiza y mediterránea.

A una ciudad que quiere vivir, y a vivir empieza, van nuestros paisanos a tocar un mensaje de nostalgia, pero también de convivencia. Desconozco qué Sarajevo se encontrarán, pero quiero pensar en una capital llena de luz, en plena reconstrucción de edificios y almas.


Con un poco de suerte y dependiendo de las conexiones a internet, intentarán pasarnos calentitas, y desde la propia ciudad de Sarajevo, las sensaciones de estos días. Mañana hacen las maletas y salen para allá, la cita es, para quien quiera llegarse, a las 19.00 hora local, en el Bosniak Institute. Ya lo dice el cartel del Festival de 1995: allí, todo es posible.

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Programa "Sones de Sefarad":

La consagración de Moisés (Tetuán)
Las quejas de Ximena (Tánger)
Decidle a mi amor (Tánger)
Alekhem Kehal (Siria)
Scalerica le hizo-El raptor pordiosero (Constantinopla)
Está Raquel lastimosa (Larache)
Decía el aguadero (Tetuán)
Ahot Ketana (Siria)
Triste estaba el rey David (Esmirna)
Morikos los mis morikos (Milas, Terkidag, Salónica)
Qyria Yefefyia (Yemen)
Cuando el rey Nimrod (Jerusalén)

Forman "Cinco Siglos": Miguel Hidalgo (laúdes y dirección musical), Antonio Torralba (flautas), Gabriel Arellano (viola y rabel), José Ignació Fernández (laúdes), Daniel Sáez (baglama) y Antonio Sáez (percusión).

domingo, 21 de febrero de 2010

La Casa del Agua de la calle Juan de Mena

La leyenda del lago de las Tendillas, probablemente, nació en una pequeña casa-patio a las espaldas del colegio de la Inmaculada, en la calle Juan de Mena, nº 3, encajonada entre éste y las dependencias de la parroquia del Salvador (Compañía). Como se puede ver en la ficha de la Gerencia de Urbanismo, se la llama la "Casa del Agua", aunque realmente hubo varios lugares en Córdoba con el mismo nombre, lo que pudo dar lugar a alguna confusión a lo largo de la historia. Quizás esta confusión fue relativamente reciente, ya que Ramírez de Arellano ni siquiera menciona el término en su paseo por Juan de Mena. Este tema ya se trató en comentarios de una entrada antigua, en Una mirada desde el sur, y antes aún en el foro antiguo de la Calleja.

La Casa del Agua, vamos a llamarla así, tiene poco de especial por encima del suelo, pero a través de una trampilla en el patio se puede acceder a uno de los secretos mejor guardados del casco histórico cordobés. Cinco tramos de escaleras empinadas conducen a un sótano cuya construcción podría remontarse a la época romana (según la mayoría de las fuentes, aunque no he visto ningún estudio científico ni sé si lo hay). La caprichosa disposición de las escaleras permite ver, desde un balconcillo junto a uno de los tramos, la balsa de agua que existe al final de la bajada. En la foto, que fue colgada en el foro de la Calleja y en "Una mirada desde el sur", se aprecia una pequeña estancia, con huecos para unas tinajas, así como el aspecto que presenta el aljibe lleno de agua.

Parece lógico que la existencia de este depósito, así como de algunos veneros cercanos, esté detrás de la leyenda del lago. De hecho, se cuenta que fue en algún intento de introducirse en las galerías que llegan hasta la Casa de Agua, en los años 20, como se llegó a conocer la existencia de una cueva de estalagmitas y estalactitas bajo el centro de Córdoba, que nunca se volvió a investigar. Es un trabajo, en todo caso, peligroso, y los propietarios guardan con celo el secreto de su sótano, por lo que actualmente este lugar no es visitable. Eso sí, conozco a un par de personas que han bajado allí, y coinciden en que es una verdadera experiencia.

martes, 16 de febrero de 2010

La leyenda del lago de las Tendillas

En este tiempo de pérdida de tradiciones orales, hay un puñado de relatos que sobreviven agonizantes entre televisiones y videojuegos, tratando de transmitirse a una generación más. El oro macizo del interior de la Malmuerta es uno de ellos, otro algo más tangible es el del caimán de la Fuensanta y luego, entre otros, tenemos el del lago de las Tendillas. "El lago de las Tendillas". La expresión se me hace tan familiar porque llevo oyéndola desde el colegio, cuando sin tener una gran idea de qué podía significar, todos dejábamos volar la imaginación bajo la plaza.

Que hay un lago debajo de las Tendillas lo sabe todo el mundo. Basta con charlar un rato con el dueño de algún negocio de toda la vida por la zona para que te cuente con pelos y señales una historia, siempre distinta, sobre ese reino oculto. Al fin y al cabo, en eso consiste una leyenda.


Hace ya unos años, hubo una alegre discusión en el foro de la Calleja de las Flores en la que varios participantes estuvieron a punto de llamarse el nombre del marrano mientras buscaban un enfoque científico del tema. Se comentó, por ejemplo, que había existido un cierto interés por parte de la televisión autonómica para rodar un pequeño documental sobre el supuesto lago subterráneo del centro de Córdoba. También se llegó a decir que habían navegado barcas por un amplio curso de agua situado por debajo de las Tendillas, lo que habría dado origen a la leyenda del lago.


Evidentemente, cada uno de estos datos es un poco más alucinante que el anterior. ¿Hay realmente un lago debajo de las Tendillas? Pues un lago, propiamente dicho, probablemente no. Pero perfectamente podría haberlo, sin duda, porque Córdoba tiene aguas subterráneas para aburrir, y muchos habréis oído hablar del sistema de cuevas que recorre la zona del norte y centro de la ciudad.


¿Y de dónde salió esta idea tan peregrina que ha sobrevivido a lo largo de los siglos? Salió del subsuelo, de donde mana el agua que, efectivamente, hay justo debajo o cerca de las Tendillas. Y esto sí es real. Uno de los usuarios de Calleja de las Flores colgó una foto, nada más llegar, y afirmó: "yo he estado allí". Por la desaparición del foro con el ataque, y por el hecho de que él mismo la publicara, me permito ponerla encabezando la entrada. Su autor añadió que estaba tomada a muchos metros de profundidad, debajo del centro de Córdoba.


El caso es que para entender la leyenda del lago de las Tendillas, hay que visitar una casa en la que se mezclan el patrimonio y la tradición popular... la Casa del Agua de la calle Juan de Mena.


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La foto pertenece al usuario La Colina. El resto de los datos sobre aguas subterráneas en el centro de Córdoba que se aporten en este blog serán de fuentes alternativas a este usuario, por motivos de confidencialidad y seguridad.

viernes, 12 de febrero de 2010

Muralla en el sótano de la plaza de Colón, nº 8

Otro trocito de historia oculto en una cochera. No creo que haya cambiado mucho desde que se hicieron estas fotos hace unos años, y cualquiera puede entrar allí con permiso de algún vecino, aunque sea del vecino que en ese momento sale del sótano...

Este trozo de muralla está conservado en el bloque de la plaza de Colón nº8, si no me equivoco, que es el que hace esquina con la calle Torres Cabrera, junto a la plaza de las Doblas. La puerta de la cochera no da a Colón, sino a esta otra calle, y los restos se pueden intuir desde fuera, protegidos por una malla metálica.


Las estructuras son de época romana, y comparten características con los que hay en otros edificios colindantes. El hecho de que la muralla coincida con la medianera trasera del edificio no es casual, y es un patrón que se repite por toda la ciudad (Ollerías, Alfaros...), a consecuencia de la construcción de viviendas que aprovechaban la cerca como muro, o bien que seguían respetando la alineación que marcaba la muralla ya desaparecida, en un proceso llamado
fosilización del entramado urbano.


lunes, 8 de febrero de 2010

La Córdoba de Baldi (1668)

Junto con el conocido dibujo de Anton van der Wyngaerde (Antonio de las Viñas, para el cordobés medio de la época) en el siglo XVI, y el de Alfred Guesdon a mediados del XIX, hay (al menos) un tercer dibujo o grabado que nos muestra el aspecto de Córdoba en tiempos pasados.

Su autor es Pier Maria Baldi, artista que acompañaba a
Cosme III de Médici, cuando aún no era duque de Toscana, en sus viajes alrededor de Europa. Baldi tuvo la genial idea de ir dibujando todas las ciudades por las que pasaba la comitiva, dejando una enorme cantidad de valiosos documentos históricos. El viaje tuvo lugar entre 1668 y 1669, y Córdoba fue una de sus etapas.

Resulta un poco frustrante, aunque comprensible, que los primeros fotógrafos locales y otros artistas se centraran en la zona más monumental, los alrededores de la Mezquita, cuando elegían su lugar de trabajo. Hoy en día, la Mezquita sigue en su sitio, pero otras muchas zonas de la ciudad no fueron retratadas y ya han cambiado por completo su aspecto.


En este sentido, el dibujo de Baldi tiene la ventaja de mostrarnos una nueva perspectiva del casco histórico, porque parece que fue realizado desde el santuario de la Fuensanta. En él se pueden ver la Calahorra, el puente romano (con una perspectiva un tanto extraña) y el lienzo oriental de la muralla en la zona conocida como Campo Madre de Dios. A continuación tenemos el arrabal de la Fuensanta, una zona industrial, posiblemente dedicada a la producción y comercio de la seda, aunque esto es sólo una hipótesis. El arroyo de la Fuensanta, en esta zona, era llamado "de las Moreras".


Resulta importantísimo destacar que este dibujo es el único testimonio gráfico de la puerta de Baeza, una de las más monumentales de la ciudad, y que fue derribada en 1869 a pesar de la airada oposición de algunos eruditos locales.


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Descubrí el dibujo de Baldi gracias al blog de Rojunson, donde analiza algunos aspectos del mismo. Curiosamente, para su reconstrucción virtual de la puerta de Baeza, ha utilizado imágenes de la puerta del Grande o del Alcázar de la muralla de Ávila, cuyas manchas a muchos nos resultan inconfundibles...

La imagen que he utilizado aquí la encontré en una segunda fuente en internet, pero no recuerdo dónde.

martes, 2 de febrero de 2010

Descanso

Una tarde, sin embargo, se sentaron todos en el suelo y posaron la carga, negándose a continuar. Por más dinero que les ofreciese, los indígenas no se movían. Finalmente, cuando el explorador pidió una explicación para aquel comportamiento, obtuvo la siguiente respuesta:

- Hemos andado demasiado deprisa, y ya no sabemos ni lo que estamos haciendo. Tenemos que esperar a que nuestras almas nos alcancen


Maktub
Paulo Coelho



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Si te das cuenta antes de que el vaso rebose, siempre puedes ir a vaciarlo al río. Luego me llegaré.

Y el lunes, Chorrijuego y entrada.

lunes, 1 de febrero de 2010

Medina Azahara fundada por los romanos: "Morales alucinóse"

Le debo una a Ambrosio de Morales. Bueno, después de hoy, dos. Es uno de los personajes de más renombre que ha dado Córdoba, y sólo lo traigo por aquí para contar su automutilación genital y una teoría histórica disparatada.

Morales, cronista, historiador y arqueólogo del tiempo de Felipe II, escribió sus
Antigüedades de las ciudades de España dedicando un interés especial a Córdoba, su patria chica, de la que nos da valiosas informaciones de la época sobre historia natural, que un día de estos habrá que contar, porque son muy reveladoras si se combinan con el Indicador Cordobés del siglo XIX.

Pero dedica una parte muy importante de su capítulo cordobés a justificar una teoría que, se mire por donde se mire, fue un patón de los gordos. Morales recorrió unas imponentes ruinas al pie del cerro donde estaba el monasterio de San Jerónimo, en la finca llamada "Córdoba la vieja", y emitió su veredicto: eran ruinas de la Córdoba romana. No podía haberlo dicho mejor, siglos después, Ramírez de las Casas-Deza, en un manuscrito:


El cronista se sacó de la manga una teoría que imaginaba a Claudio Marcelo fundando un suntuoso enclave romano a una legua de la Córdoba que anteriormente existía, y que sí estaría situada donde la actual. Se dedicó a medir el tamaño de Medina Azahara:

Además, nos cuenta cómo era su plaza de armas, sus murallas y torres, los caminos que se veían en el terreno y un "templo", que probablemente era el muro de contención de las terrazas ajardinadas que hoy vemos frente al Salón Rico. Por supuesto, aquí sitúa Morales la vida de Séneca, Lucano y cuantos acontecimientos tuvieron lugar durante la ocupación romana.

¿Qué explicación da el cronista para el despoblamiento de esta Córdoba recién fundada, y para la vuelta al emplazamiento original junto al Guadalquivir? No fue la falta de agua, porque los acueductos eran fácilmente reconocibles, y existían fontanares en las cercanías. Así que se fabrica una enrevesada teoría, que incluye la influencia de los vientos abrasadores del sur, la escasez de defensas naturales de "Córdoba la vieja" y la distancia al puerto, por donde debía abastecerse y comerciar, para concluir que los habitantes decidieron largarse, al final del siglo III o comienzo del siglo IV, al antiguo núcleo prerromano, dejando en ruinas la fundación de Claudio Marcelo.


Evidentemente, nada de esto ocurrió así, y pronto hubo discrepancias con esta teoría de Morales, empezando los historiadores a sospechar (sospecha confirmada en el siglo XIX) que lo que había sido desmontado para construir San Jerónimo no era otra cosa que la mítica ciudad palatina de Abderramán III, Medina Azahara.