viernes, 26 de diciembre de 2008

San Zoilo y Sonsoles

Desde Castilla y a cero grados, dejaré una pequeña historia y alguna foto sobre un tema que ya se trató anteriormente de pasada, como es la relación del Santuario de Sonsoles, a las afueras de la ciudad de Ávila, con San Zoilo, mártir cordobés cuyas reliquias fueron trasladas a Carrión en el año 1070, ó 1080 según otras fuentes.

Una de las tres teorías etimológicas más conocidas sobre el origen de la palabra "Sonsoles" sería la ascendencia latina del término, a partir de una supuesta Fons Solis, o fuente del Sol, que se correspondería con la que actualmente existe en el recinto del Santuario.

La segunda establece que se produjo una corrupción del nombre de San Zoilo a San Zoles, como ocurrió también en el pueblo de Zamora que recibe ese nombre, Sanzoles, y que tiene al cordobés como patrón. San Zoilo daba nombre, igualmente, a una iglesia de Toledo antes de que se llamara San Bartolomé. Esta teoría gana puntos si observamos una antigua inscripción en el interior del templo abulense, un edificio del siglo XV, en la que se menciona una donación a la iglesia de Nuestra Señora de Sansoles (la imagen está algo movida, a ver si me acerco por allí y la repito).


Además, un primer vistazo a la planta del edificio da a entender que existió un pequeño santuario anterior al actual, ya de por sí antiguo. La impresión procede de varios contrafuertes que penetran tanto en el crucero como en un puñado de pequeñas edificaciones que rodean al ábside, y que indicarían el mantenimiento de algún tipo de culto en el lugar pocos años después del paso de San Zoilo.

La tercera teoría, la que enseñan a todos los niños abulenses, es que un pastor vio dos luces en el cielo y exclamó, por su brillo: "¡Son soles!" Por supuesto, los soles eran la Virgen y el Niño, según la tradición popular (que dedico a Manuel Harazem y a Iker Jiménez). Como anécdota, cuelgo las fotos de una vidriera y un detalle de la fachada sur.


Y, por último, otra conexión cordobesa de Sonsoles: el lagarto, una versión castellana del conocido caimán de la Fuensanta, del que ya hablamos en su día. Como en Córdoba, se trata de un exvoto, pero al menos en este caso se reconoce que su origen es americano.


Bueno, hasta aquí llego hoy. Reconozco que la entrada me ha quedado más abulense que cordobesa, pero como dije cuando Calatañazor, Córdoba está por todas partes. Felices Fiestas a todos.

lunes, 22 de diciembre de 2008

La basílica de Santa Eulalia

El otro día sugirió Jerónimo Sánchez, hablando de la instalación de las órdenes militares en Córdoba, tratar el tema de la recuperación de la memoria por parte de los mozárabes huidos a tierras castellanas, que regresaron a Córdoba de la mano de Fernando III en 1236.

Estos hombres y mujeres darían razón de las antiguas basílicas de los tiempos visigodos (metiendo en ese término todo el lapso de tiempo entre la caída del poder romano jerarquizado y la invasión musulmana, período del que no tenemos en realidad muchas noticias), particularmente de las que se encontraban en el extrarradio cercano y en la Axerquía, ya que la Villa sufrió una islamización más acusada, y los inmensos arrabales califales yacían olvidados y convertidos en escombros.

Un ejemplo de lo que contamos se dio al repartirse las tierras que habían de corresponder a la orden de la Merced, encargada de la liberación de los cautivos en tierras musulmanas. Consciente de la importancia que para esta orden tenía Santa Eulalia de Barcelona, el Rey, informado de la existencia en el pasado de una basílica dedicada a Santa Eulalia (de Mérida, en este caso), les cedió el terreno de dicha iglesia y el espacio circundante. De la tradición conservada podría inferirse que la ermita se encontraba en un estado bastante aceptable, e incluso se conoció una imagen mariana (Nuestra Señora de la Piedad) procedente de Santa Eulalia y que se perdió con la invasión francesa, lo que indicaría quizás una continuidad del uso durante toda la dominación musulmana.

Los restos de la basílica fueron al parecer encontrados en una excavación en el siglo XVIII, en"la escalera del segundo patio", según describe Ramírez de Arellano, que incluye el siguiente croquis:

San Eulogio, por su parte, explica cómo los restos de Columba y Pomposa, cristianas mozárabes ejecutadas a mediados del siglo IX, fueron enterrados en la basilica de Santa Eulalia, añadiendo un dato fundamental: que se encontraba en el barrio de Fragellas, del que no tenemos ninguna otra referencia, y que podemos situar en la zona de los Tejares y Pretorio gracias a la donación de Santa Eulalia (Santa Olalla, como al parecer se la conocía entre el pueblo) a los mercedarios.

Santa Eulalia es una más de las numerosas iglesias cuyos nombres nos han sido transmitidos a lo largo de la historia, perdiéndose en muchos casos la información sobre la ubicación original de los templos. San Ginés, San Acisclo, San Zoilo, Santa Catalina, San Vicente, San Félix, los Tres Coronas y otras de las que no haya quedado ni el recuerdo. Son un mundo perdido que muchos cordobeses desconocen.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Los faroles tienen dueño

Aprovecharé un día en que no está el ingenio para mucho esfuerzo (escribo la entrada con una sola mano y calmante en el cuerpo), y le haré un pequeño pero merecido homenaje a esa raza de acompañantes de paseos nocturnos por el centro de Córdoba.

El tiempo que lleves sin ver esta silueta recortada en los faroles del casco histórico es un buen indicador de cuánto estás desaprovechando la tranquilidad y la sencillez de las callejuelas de nuestra ciudad.

Las salamanquesas se adueñan de sus territorios de caza en cuanto lo permite la temperatura, y nos observan desde sus atalayas en los paseos de primavera y verano. Con un poco de suerte, incluso en estos días fríos se las puede llegar a ver acechar a los pocos insectos que sobreviven a las primeras madrugadas heladoras.

Con bufanda y guantes, sal a pasear: igual eres el último en ver una este año.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Las Tendillas de Calatrava


De entre las órdenes militares (ver entradas con esa etiqueta) que se asentaron en Córdoba con posterioridad a la Conquista, es posible que la de Calatrava fuera la que con más intensidad quedó enraizada en la ciudad, interviniendo algunos de sus miembros en numerosos episodios de su historia.

Sin ir más lejos, la plaza que hoy marca el centro comercial de Córdoba, las Tendillas, recibía la denominación antigua de "Tendillas de Calatrava" porque en la pequeña plazuela original había un mercado desde los primeros años de la Edad Moderna, y por encontrarse junto al convento de dicha orden.

Los caballeros de Calatrava ocupaban, a consecuencia de los repartimentos de Fernando III, la mayor parte de la manzana que se ha marcado en rojo en la imagen, desde la plazuela del Mármol de Bañuelos, al norte, hasta la esquina de Juan de Mena con Jesús María, al sur, definiéndose por las calles de Diego León, el tramo más antiguo de la calle del Paraíso, Juan de Mena, Jesús María, la antigua línea de fachada de las Tendillas y la calle de la Plata.

La céntrica posición del solar, y su gran extensión, provocaron el interés del Concejo por abrir una nueva calle que comunicara la llamada de los Sanjuanes (la actual Duque de Hornachuelos hasta la esquina con Diego León) con la plazuela de las Tendillas. Así surgió este tramo de la calle del Paraíso, que sería la acera que actualmente está entre las heladerías de David Rico y La Flor de Levante, marca en amarillo en la imagen. La orden para la apertura de la calle se dio el 16 de junio de 1564, siendo comendador de Calatrava don Pedro Fernández de Córdoba, que se encontraba en el castillo de Montemayor.

Las casas de la Encomienda de Calatrava siguieron recibiendo este nombre hasta su derribo en el año 1860, previo a la construcción del moderno Hotel Suizo de los hermanos Puzzini. El plano anterior a este derribo es el que se muestra en la segunda imagen, de nuevo con la antigua manzana marcada en rojo. Cuesta trabajo imaginar la actual plaza de las Tendillas sobre este plano de 1851, si no es por el tramo de la calle del Paraíso abierto en el siglo XVI.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Milenario (3): la gran estupidez de Sanyul

(ver anterior / ver siguiente)

Hace mil años (y unos días que me he tomado libres), en noviembre de 1008, el primer ministro
Abd al-Rahman Sanyul estaba inmerso de lleno en una fulgurante carrera de ascensos: de hermano del hayib, a hayib, y de hayib al Paraíso con las huríes en cuestión de medio año. No estuvo mal.

De entre todas las tonterías que cometió el valido amirí, la más tremenda, la más determinante para darle el empujón definitivo a su frenético avance hacia los cielos, fue la decisión de convencer a su amiguete y Califa, Príncipe de los Creyentes, luz que ilumina Al Andalus, etc., de que, ya que eran tan colegas, y teniendo en cuenta que Sanyul se pasaba más noches de juerga en az-Zahra' que ejerciendo de hayib en az-Zahira, el gran palacio amirí de su padre Almanzor, podía saltarse una tradición de doscientos cincuenta años de dinastía Omeya y nombrarle a él sucesor a título de Califa.

Lo increíble es que Hisham II aceptó. Le nombró heredero y retiró ese derecho a todos sus hermanos, primos, sobrinos y demás familiares omeyas, que debían contarse por cientos a esas alturas de la dinastía. Como es natural, la noticia de la publicación del decreto fue recibida con jolgorio por estos omeyas, que vieron la excusa perfecta para cortarle el pescuezo de una vez a Sanyul, y de paso al inútil de Hisham II, proclamando Califa a cualquier otro pretendiente de la familia legítima, que al fin y al cabo es lo que llevaban intentando desde que Almanzor, origen de la lacra de la bicefalia en el Imperio, asumió el poder casi absoluto.

Así que, a medida que caía el invierno sobre Qurtuba, se hacía más común que los líderes beréberes, eslavos y árabes se reunieran por bandos, tratando de acordar cuál sería la mejor estrategia de cada uno de ellos el día en que, por cualquier brillante idea del amigo Sanchuelo, el chiringuito del Califato se viniera por fin abajo y la sangre corriera como arroyos por las calles de su capital. Que iba ser cualquier día de aquellos.

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Línea temporal de la dominación musulmana (I y II)

martes, 2 de diciembre de 2008

Los inicios de Edisol


Las fotos del vuelo americano de 1957 nos muestran cómo lo que hoy es el barrio comprendido entre la calle Sagunto y la avenida Agrupación Córdoba, era en su mayor parte una zona de huertas del ruedo oriental de Córdoba, habiéndose construido sólo una pequeña cantidad de casas en las proximidades del cuartel de Lepanto, y una calle en mitad de la nada.


Curiosamente, dicha calle fue rodeada en las décadas posteriores por las nuevas construcciones del barrio de Levante, siendo integrada y conservando su aspecto de callejuela de pueblo aún en la actualidad, lo que la diferencia del resto de la zona y evidencia su antigüedad. Se trata de la calle López de Alba, como se puede observar en la comparativa entre las dos fotos aéreas separadas por medio siglo.

En la imagen se han señalado algunos puntos relevantes para orientarse mejor. Aparte de la mencionada calle (3), se ha marcado la parroquia de San Antonio (1), el cruce de la Fuensantilla o del Hospital Militar (2), el antiguo camino que pasaba por la cruz de los Cinco Caballeros, recorrido que aún hoy sigue el Camino de Santiago (4) y el solar donde se está llevando a cabo una interesante intervención arqueológica, y que coincide aproximadamente en el plano de 1884 con la huerta de Murillo, topónimo del que Ángel Ventura saca petróleo (con una teoría interesante) en uno de sus trabajos (5).