lunes, 3 de marzo de 2008
El turbante blanco
La agitación recorre Al Andalus. La guerra ha vuelto a prender por todo el sur del territorio conquistado cuarenta años atrás, amenazando directamente la capital, Qurtuba, sede de los emires que desde 711 han regido, conforme a los designios del Califa de Damasco, los destinos de la península Ibérica. Emires que se sucedían con rapidez, siendo depuestos por intrigas de palacio y luchas tribales entre facciones árabes y beréberes.
Corre el rumor de que el último hombre con sangre de los Omeya se ha proclamado emir en Archidona, y se dirige a Córdoba con un enorme ejército, heterogéneo pero muy motivado. Abderramán, a quien llaman "el Inmigrado", nieto del gran Califa Hisham, escapó de la masacre de su familia a manos de los abbasíes en Damasco y está decidido a devolver el honor a su linaje.
Cuentan que antes de la gran batalla de Al Musara, en 756, a las puertas de Córdoba, Abderramán percibió el descontrol que regía su tropa, reparando en que ni siquiera había un estandarte que aglutinara a todos los aliados que había conseguido desde su desembarco en Almuñécar, el año anterior.
El líder sevillano Abu Zablah se le acercó a caballo, deshizo su turbante blanco y lo ató a una pica. El emblema blanco de los Omeya volvía a ondear, años después de la masacre de Damasco, frente al negro de las banderas abbasíes.
Aquel turbante que llevó a Abderramán I a la conquista de Córdoba ondeó también durante el reinado de los siguientes emires, omeyas ya independientes del Califato sirio. Hisham I, Alhakén I y Abderramán II lo conservaron como una reliquia, hasta que dos capitanes del ejército emiral enviado contra la sublevación de Mérida en 835 lo sustituyeron por uno nuevo, creyendo que aquel trapo viejo no representaba la dignidad del emir. La desolación de Abderramán II y sus vanos esfuerzos por recuperar el emblema original fueron el triste epílogo de la historia del turbante blanco del primer Omeya andalusí.
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5 comentarios:
El anonimo de siempre:
Mientras ´Abd al-Rahman ben Mu´awiya estaba cierta noche a la orilla del Mediterraneo, no lejos de la pequeña ciudad maritima de Nakur, entre los Magila y los Nafza, la tribu a la que habia pertenecido su madre antes de haber sido enviada al haren de un principe de Damasco, realizando las abluciones para la oracion, cuando vio un barco entre el oleaje, que se acercaba y anclaba delante de el, un hombre se arrojo al agua antes que amarrara, era su fiel esclavo Badr, que se le acerco nadando para darle las buenas noticias que traia referentes a las gestiones para las que habia sido enviado a al-Andalus, asi como de la aceptacion unanime de los omeyas y sus clientes; el motivo por el que habia sido enviado para hacer estas gestiones, fue la presencia al otro lado del Estrecho de Gibraltar de un nucleo bastante considerable de clientes omeyas, que, en numero de un medio millar, pertenecian a la caballeria siria, no hacia mucho traida de Ceuta por el general Balch, e instalada luego en feudos hereditarios. Estos centenares de chundis afectos a los omeyas se encontraban principalmente agrupados, por razon de su reclutamiento originario -las ciudades de Damasco y Qinnasrin-, en los distritos españoles de Jaen y Elvira; el bueno de Badr cruzo el mar en junio de 754 (fines de 136) para conversar con los jefes del chund de Damasco, ´Ubayd Allah ben ´Uthman y ´Abd Allah ben Jalid. Estos personajes escucharon a Badr y decidieron ir a poner al corriente del asunto al jefe de los mawlas del chund de Qinnasrin, Yusuf ben Bujt. los tres, conscientes de sus deberes de clientela para con el principe desterrado, manifestaron a Badr su deseo de cumplirlos, no obstante, resolvieron consultarselo al mas conspicuo personaje politico, el jefe qaysi al-Sumayl por lo mucho que debia a los omeyas de Siria. Una vez que este recobro su libertad de movimientos, ya que era entonces gobernador de Zaragoza y se encontraba sitiada por una coalicion arabe de kalbies y de bereberes del norte peninsular; a pesar de dispensar una excelente acogida a la delegacion, no dio una contestacion categorica.
Volvamos al momento en el que ´Abd al-Rahman recibe las buenas noticias y ya no solo de su esclavo Badr, sino de Tammam ben ´Alqama al-Thaqafi, que mandaba la expedicion, el cual desemabarco junto con los doce pasajeros que componian la tripulacion, manifestandole estar de acuerdo con sus deseos, y ´Abd al-Rahman le pregunto:
-¿Como te llamas?
-Tammam -contesto
-¿Y cual es tu kunya?
-Abu Galib.
-Se consumara a la perfeccion nuestro negocio -replico ´Abd al-Rahman- y venceremos a nuestros enemigos, si Dios quiere.
Le nombro su ministro, y desde entonces siempre permanecio en este cargo hasta su muerte.
P/D.- Sigue
El anonimo de siempre:
Al momento de embarcar con ellos, llegaron los berberes y se opusieron, aunque todo termino en el instante que Tammam, de los quinientos dinares que llevaba, distribuyo regalos a todos, sin excepcion, segun sus categorias. Ya estaban todos a bordo, incluso al-Walid ben al-Madhhichi, que era el medico personal de ´Abd al-Rahman, y cuando estaban a punto de soltar amarras, un bereber, que no habia recibido nada, se acerco y se colgo de la cuerda de una vela. Xaquir echo mano de la espada y corto el brazo de este cayendo al mar. A pesar de estar el mar muy agitado, se soltaron las velas y navegaron hasta desembarcar en el fondeadero de Almuñecar en la luna nueva de rabi I del año 138 (14 de agosto de 755). El principe marwani pisaba por primera vez el suelo de su futuro reino.
Ubayd Allah y un grupo de clientes le hicieron el recibimiento, lo agasajaron y le honraron como a su patrono; como era la hora de la oracion del asr hizo sus abluciones y rezo con ellos, de alli se dirigieron todos a al-Fontin, alqueria cercana a Loja que era propiedad de ´Abd Allah ben Jalib, pertenecia al distrito de Elvira. Tras una breve estancia en ella pasaron al castillo de Torrox perteneciente a la misma provincia y propiedad de Ubayd Allah no lejos de Iznajar. Aqui se detuvo para recibir el juramento de fidelidad de un grupo de notables mawlas y jefes arabes que habian acudido.
La mayoria de los historiadores del reinado del fundador del emirato hispano-omeya, no nos dan mas que un esquema poco detallado de las primeras relaciones del principe con el gobernador de al-Andalus Yusuf al-Fihri, en cambio, la cronica anonima Ajbar Machmu´a nos ofrece un relato muy preciso a la vez que pintoresco, sobre las circunstancias en las cuales el marwani entro en conversaciones con el wali arabe y con al-Sumayl, el inspirador de la mayor parte de las decisiones de este, antes de declararles la guerra, apoderarse de Cordoba y hacerse proclamar en ella emir soberano de la España musulmana.
Yusuf al-Fhiri, se encontraba guerreando en las provincias del norte (Zaragoza, Pamplona y contra los vascones) cuando fue informado del desembarco en España del marwani ´Abd al-Rahman ben Mu´awiya y de su instalacion en Torrox, como huesped del jefe de los chundis omeyas de Elvira. Al mismo tiempo que se le comunicaba.
-´Abd al-Rahman ben Mu´awiya ha entrado en al-Andalus y reside en casa de Ubayd Allah ben Utman. Los omeyas estan de acuerdo con el, y aunque tu gobernador de Elvira ha salido con alguna gente a rechazarlo, ha sido puesto en fuga y apaleados sus soldados, pero no ha habido muerte alguna. Mira lo que has de hacer-.
Una vez conocido el mensaje, Yusuf mando llamar a al-Sumayl, que acudio asustado por lo intempestivo de la hora, este le aconsejo marchar en persona contra el pretendiente; pero la noticia de los primeros exitos de ´Abd al-Rahman se divulgo entre las tropas del gobernador, las cuales ganadas de antemano a la causa del marwani, desertaron en buen numero, aun asi, Yusuf, instado por al-Sumayl, intento ir a atacar a ´Abd al-Rahman, en la Serrania de Malaga (Reyyo), el mal tiempo, y sobre todo la impopularidad de esta campaña, le obligaron a regresar a Cordoba, donde alguien aconsejo a Yusuf.
-´Abd al-Rahman ben Mu´awiya no manifiesta aspiraciones al mando supremo, solo busca seguridad y medios de sobrevivir. Si le ofreces hacerle tu yerno y te muestras liberal con el, veras como lo acepta sin vacilar. Mandale una embajada-.
P/D.- Sigue
El anonimo de siempre:
Una delegacion que con este objetivo salio de la capital para Torrox, debia hacer saber al principe marwani que Yusuf estimaba en mucho su egregio linaje y deseaba mantener buenas relaciones con el, a cambio de que renunciase a toda actividad politica y a toda pretencion a la soberania. Le invitaban, ademas, a venir a Cordoba y llegaba incluso a ofrecerle la mano de su hija Umm Musa, viuda de Qatan, hijo del antiguo gobernador ´Abd al-Malik ben Qatan al-Fihri. Esta tentativa de conciliacion fracaso, y a fines del invierno de 756 (138), se rompieron las hostilidades. Los encargados de esta embajada eran Ubayd ben Ali, el jefe mas poderoso de los qaysies despues de al-Sumayl; Jalid ben Zaid, su secretario y liberto, e Isa ben ´Abd al-Rahman el Omeya, que en aquel tiempo pertenecia al sequito de Yusuf como pagador del ejercito. Remitioles con ellos: un traje, dos caballos, dos mulas, dos esclavos y mil adinares, y le escribio un documento en el que le recordaba los favores que sus antepasados habian hecho al abuelo de Yusuf (Okba ben Nafi) y a su familia, prometiendole cuantiosos dones, y ofreciendole su hija, como ya dijimos, en matrimonio. Los enviados partieron con este presente hasta llegar a Orx, en las cercanias de la cora de Rayya, donde Isa ben ´Abd al-Rahman, el denominado Taric al-Fers (el que deja el caballo), les dijo:
-¿Como Yusuf y al-Sumayl y vosotros pensais asi? Pues que, ¿creeis que si vamos con estos presentes, y no acepta vuestra proposicion, dejara de tomarlas para robustecer su partido y debilitar el de nuestro señor?: -Quedate aqui con esto que le traemos, y nosotros llegaremos alla. Si nos otorga su sumision y acepta nuestras proposiciones, te mandaremos un emisario para que te presentes con los regalos: de otra manera, vuelvete con ellos. Quedose, pues, Isa con los regalos, y Ubayd y Jalid continuaron su marcha y se presentaron en Torrox, encontrandose el pueblo y el castillo, con un gran numero de omeyas y yemenies de los distritos sirios de Damasco, del Jordan y de Qinnasrin. Obtenida la audiencia, cada cual pronuncio su oracion, y le rogaron que aceptase la amistad de Yusuf. Sentaronse despues y sacando Jalid la carta, se la entrego a ben Mu´awiya, y este se la paso a Ubayd Allah, diciendole. -Leela y contesta con arreglo a mi voluntad que ya sabes-; Jalid que era su autor, hombre muy culto, erudito y de mucho ingenio. Pero vanidoso, dijo a Ubayd. -Mucho has de sudar, antes de escribir con tanta elegancia la contestacion-; y levantandose Ubayd, arrojole la carta al rostro y le replico: -No he de sudar infame, poco ni mucho, ni escribire contestacion ninguna. ¿Prendedle?, y dirijiendose a ´Abd al-Rahman, le dijo. Este es el principio de nuestra victoria, porque el poder de Yusuf estriba todo en este hombre; cuando se le dijo que era un embajador y no se le podia prender, le contestaron. El embajador eres tu; este es un agresor, que ha venido con insultos y provocasiones, un hijo de mala mujer, un renegado, y despidieron a al-Sumayl. Despues supieron lo de los regalos que habian quedado en Orx, y enviaron treinta jinetes para que se apoderasen de ellos; pero la noticia de lo ocurrido habia llegado antes, e Isa se habia marchado precipitadamente con todo lo que tenia.
P/D.- Sigue
El anonimo de siempre:
Ayudado por el mawla ´Ubayd Allah ben ´Uthman, comenzo ´Abd al-Rahman por reclutar nuevos efectivos, cosa que logro sin gran esfuerzo, gracias a la prontitud con que una parte de los yemenies, y una parte de los bereberes de al-Andalus, accedieron a su demanda. Por su parte, el chundi qaysi Tammam ben ´Alqama le procuro tambien algunos refuerzos procedentes de su propio clan. Cuando ´Abd al-Rahman supo que Yusuf por su parte habia congregado en Secunda a los de Modhar, se dirigio a Elvira para encontrarse ademas con los de Kais y el resto de tribus Modharies, digeronle: -No tenemos bastantes tropas para contrarestar el choque, marchemos hacia los distritos de las divisiones del Yemen, Emeso, Palestina y Jordan, y tomaremos a Yusuf a la vuelta.
Salio, pues, hasta llegar a los del Jordan, que eran los mas cercanos, y alli se le unieron todos los Yemenies y de Kodhaa, pero eran pocos los hombres de importancia del Jordan que se aprestaron a seguirle, estos pertenecian a la cora de Rayya (Malaga) cuya capital era Archidona. El gobernador de esta comarca, era un Caixita de gran credito, llamado Djidar, ´Ubayd le remitio un mensajero para saber de el si tenia algun inconveniente en que pasara por su territorio, el principe y su ejercito: y Djidar no solo no hizo oposicion, sino que, cuando llego el principe a Archidona que fue el 8 de marzo de 756, lo recibio en la musalla y le tenia ya reunidos y puso a su disposicion 400 jinetes de los Benu al-Cali, que habitaban el distrito de Ronda, conocido entonces con el nombre de Tacorona.
De la cora de Rayya paso el principe a la de Xidona (Medina Sidonia), habitada por las gentes de Palestina, y llegado a la comarca donde residia la tribu Maadita de Quinena, en recuerdo de la cual se conserva aun con muy poca variacion el nombre de Ximena, no encontro en ella mas que mujeres y niños, pues los hombres habian marchado todos a tomar parte en el ejercito de Yusuf.
Despues de habersele incorporado en gran numero los Yemenitas de la provincia de Xidona, marcho el principe a Moror (Moron) y ultimamente a isbilia (Sevilla), habitada por las gentes de Emeso. Salieron a recibirle Abu Sabbah, de la tribu de Xahcib, y Hoyat ben Motamis, de la tribu de Hadbramon, que eran los dos jefes Yemenitas mas principales de la provincia, he hicieron con el su entrada en Sevilla a mediados de marzo. En esta ciudad fue de nuevo proclamado y se le presentaron comisiones de varias provincias ofreciendoles sus servicios. Cuando ´Abd al-Rahman llego a Elvira, no le acompañaban mas que sus 1.000 zenetes y unos 700 caballos andaluces; de aquella ciudad salio con 1.200 hombres y cuando entro en Sevilla lo hizo ya a la cabeza de 3.000 jinetes escogidos y perfectamente equipados. De esta forma fue creciendo su ejercito, a tal punto, que bien pronto se hallo al frente de 20.000 combatientes, y rodeado de una muchedumbre inmensa que para verle acudian de todas partes, y que le saludaban y aclamaban con las voces de -"Dios ensalce a ´Abd al-Rahman ben Mu´awiya, califa de al-Andalus".
P/D.- Sigue
El anonimo de siempre:
Estaba a la sazon este principe coraixita en la flor de su juventud, pues escasamente contaba 25 años, ostentaba talle airoso, alto y proporcionalmente robusto: era de noble y hermoso aspecto, de color blanco y sonrosado, de ojos garzos, rasgados, llenos de vida y expresion, a par que se deslizaba de ellos una mirada apacible y majestuosa: y ultimamente acresentaba el buen efecto de tantos atractivos la alegria y satisfaccion que naturalmente le producia el general aplauso de tantos pueblos como acudian en tropel a su paso para felicitarlo y manifestarle su contento, sus proclamas de fidelidad y sus deseos de sacrificarse en su servicio. Yusuf al-Fihri, que estaba al corriente de cuanto sucedia, tuvo tambien conocimiento de cada ovacion y popularidad, haciendole desesperar cada noticia que recibia y anhelando el momento de llegar a las manos con su enemigo.
A su vez ansiaba ´Abd al-Rahman dar algunas muestras de su valor e inteligencia en las cosas de la guerra, que habia de ser la que consolidase los cimientos de su trono. Enterado en Sevilla de que Yusuf habia salido de Cordoba con todas sus fuerzas y en direccion a Sevilla, tuvo consejo con los jefes zenetes y andaluces, y todos de comun acuerdo aplaudieron su deseo y resolvieron ponerse en marcha para Cordoba.
Enterado el principe de que Yusuf se dirigia por la margen derecha del Guadalquivir, decidio tomar la margen izquierda, y ver si por este medio podia excusarse la primera batalla hasta que se hubiese apoderado de la corte.
Cuando llego su ejercito a una poblacion del distrito de Tocina, llamada segun unos Colomera y segun otros Villanueva de los Banhrines (Brenes), reparo ´Abd al-Rahman que cada uno de los tres cuerpos en que iba dividido su ejercito, llevaba un estandarte distinto, ocurria esto a primeros de du-l-hiyya del 138 (6 de mayo de 756) pasando revista a sus tropas; como esto podia dar lugar a confusion, hizo presente esta observacion a los principales caudillos, en aquel instante se presento Abu l-Sabbah con un turbante blanco, que pertenecia a un yemeni, la ato a su lanza y esta la clavo en el suelo entre dos olivos y exclamo: -Esta es la bandera de ´Abd al-Rahman ben Mu´awiya. Entre estos dos arboles se ha de jurar.
´Abd al-Rahman añadio:
-¡Venceremos, reinaremos y todo esto lo obtendremos con creces.
De este hermoso turbante blanco, se hizo tres trozos, uno lo coloco Abu l-Sabbah en su lanza, y de los otros uno se lo entrego a Abu Otsman, y el otro a Abu-l-lah, parientes del principe, ´Abd al-Rahman uso siempre dos banderas blancas: una destinada al arma de caballeria, y otra a la de infanteria. El cargo de abanderado o portaestandartes, era uno de los mas honrados que habia en el ejercito arabe: asi es que se confiaba siempre a los caudillos mas principales y de mas justificado valor. Los encargados de conducir las enseñas de los califas de Cordoba, desde el hecho que acabamos de referir, fueron, durante el reinado de ´Abd al-Rahman, sus parientes Abu Otsman, Obeidu-l-lah ben Otsman, y Abdu-l-lah ben Jalib ben Aben ben Aslam: y estos dejaron hijos que le sucedieron en tan honrosa distincion.
P/D.- Estudio sacado de: Del Eufrates al Guadalquivir (Manuel Nieto Cumplido).- Historia de Cordoba Tomo 2 (Luis Maraver).-
Cordoba en la Historia de al-Andalus (Antonio Arjona Castro).- Ajbar machmua (Anonimo) y Historia de España Tomo IV (Ramon Menendez Pidal)
¡OJO! Sobre el desenbarco de ´Abd al-Rahman, existe un estudio de Virgilio Martinez Enamorado, cuestionando que este fue hecho en las playas de Burriana (Bitruh Riyana) se puede leer en la revista Al-Qantara enero-junio de 2006 pp. 199-210. Espero que os haya gustado este recorrido por la historia.
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