Hoy, 11 de noviembre, es el día de San Martín: tradicionalmente, la fecha de la matanza. Así que parece buen momento para hablar de una pequeña ermita que, si hacemos caso a las siempre peligrosas teorías de Bartolomé Sánchez Feria (siglo XVIII), puede ser uno de los centros de culto cristiano más antiguos de Córdoba.
La ermita de Nuestra Señora de las Montañas, en la calle Montero, no es hoy más que un taller de carpintería, pero su discreta fachada, con el óculo central, no deja lugar a dudas: hasta los años 50, según Cordobapedia, mantuvo su función original. Antes, hasta 1831, fue hospedería de los ermitaños del Desierto de Belén ("Las Ermitas") para sus estancias en la ciudad, y posiblemente venga de aquí el nombre popular de la advocación. Con ese uso nos remontamos allá por el siglo XVIII, y nos acercamos a la época en que era más conocida con el título de San Martín. San Martín era la imagen principal que había en el retablo de la ermita, y el titular del hospital que antiguamente albergaba el edificio anexo.
Sánchez Feria se remite a las crónicas que tratan el viaje que hizo a Córdoba el monje San Juan de Gorcia, como embajador del emperador Otón I del Sacro Imperio Romano Germánico, en tiempos de Abderramán III, concretamente en 957. En ellas se afirma que San Juan se alojó en un palacio, bien vigilado, y que acudía los domingos a la iglesia de San Martín, que se encontraba cerca de dicha residencia, a dos millas del Alcázar andalusí. Sin embargo, la distancia real entre el Alcázar y la ermita es más o menos de una milla. En ningún caso está de acuerdo el autor con identificar esta iglesia de San Martín con el monasterio de San Martín de Rojana, situado en la sierra.
Esta dudosa identificación, junto al estudio de la imagen del titular, sirve a Sánchez Feria para argumentar que la ermita de las Montañas, situada en lo que sería un antiguo arrabal emiral o incluso tardorromano, hunde sus raíces en un lugar de culto anterior a la invasión musulmana. Estaríamos hablando de una carpintería con más de 1300 años de historia.
2 comentarios:
Hace más de treinta años, mi tía Mercedes regentaba un local inmediatamente al lado de la Ermita, dirección San Juan de Letrán, en el que vendía patatas fritas.
Mi bisabuela Antonia vivió frente, al lado de un horno que había y allí nació mi abuelo Rafael, allá por 1880.
Cualquier cosa que hagamos relativa a esta ciudad, está relacionada de alguna manera con nosotros.
Puntual entrada por la fecha.Enhorabuena.
Tienes un refrán que dice "Noviembre dichoso mes, que empieza con los Santos, media con San Martín, y acaba con San Andrés".
Sobre el año 1970 era una carpintería recuerdo que el padre se llamaba Mariano
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