miércoles, 30 de mayo de 2007

La huella de Roma

Bajo las calles y avenidas actuales, bajo los cimientos del Museo Arqueológico, la plaza de San Miguel o los edificios del paseo de la Victoria, descansan los restos del embrión, del origen de Córdoba tal y como la conocemos. Corduba fue fundada en forma de hexágono, en el siglo segundo a.C., al este la actual calle Alfaros, a poniente la salida por la antecesora de la Puerta de Gallegos (para algunos, Porta Gemina), al sur asomándose a la actual calle Blanco Belmonte, donde comienza la bajada hacia el río.

Cuando César Augusto la refundó como
Colonia Patricia tras arrasarla por completo Julio César por su apoyo a los hijos de Pompeyo, poco antes de la era cristiana, no tardó en recuperar su esplendor, y en el siglo I d.C. se acometió la ampliación de la ciudad hacia el río, derribando su muro meridional. Colonia Patricia se llenó de edificios de espectáculos, vio crecer barrios extramuros y, como capital de la provincia Baetica, una de las tres de la península ibérica, vio pasar los siglos, las crisis, las tribus del norte y los bizantinos de Oriente hasta que, en 572 fue definitivamente ocupada por las tropas del visigodo Leovigildo.

Nota: recientes excavaciones arqueológicas han desestimado la ubicación del anfiteatro que propone la ilustración.

jueves, 24 de mayo de 2007

Paciencia y obediencia

La torre de la iglesia de San Nicolás de la Villa se levanta hoy tímida entre los modernos edificios del centro. Sin embargo, cuando fue construida a finales del siglo XV, para acompañar a una de las iglesias que fundó Fernando III el Santo tras la conquista, las casas de los alrededores rara vez poseían segunda planta.

Así, se cuenta que en aquel año de 1496, al comenzar las obras del campanario, los nobles que habitaban una vivienda contigua, Señores de Chillón, Lucena y Espejo, se percataron de que desde la altura prevista para la torre perderían su intimidad. Comenzaron, por tanto, un pleito para conseguir que se rebajara el ambicioso proyecto, con escaso éxito, ya que el fallo favoreció a la parroquia.

Este fue el motivo de que, a media altura de la torre, fueran esculpidos dos bustos de piedra con sendos motes que aún hoy es posible leer, y que rezan Paciencia y Obediencia, como un mensaje a los irreverentes nobles. De hecho, por la estrecha callejuela junto a la salida del Gran Teatro, se puede ver la torre desde el lado de la inscripción de la Paciencia, de la que tomó el nombre la calle.

martes, 22 de mayo de 2007

Córdoba frente al misterio (2): el ser de otro mundo (2º parte)

Al amanecer del 15 de junio, muchos cordobeses visitaron nada más levantarse la habitación de los niños -seguían allí- y se asomaron a la ventana -nada había cambiado. La tranquilidad, para la mayoría, llegó con el diario Córdoba de esa mañana: "No hay nada que temer de otros planetas".

Algunos se habían precipitado ligeramente en su identificación del monstruo. Y así lo reconocía el periódico, con humildad y cierto sentido del humor. De la hemeroteca de Rabanales directamente al siglo XXI, aquí os dejo esta pequeña joya del periodismo local, para que os explique el misterio.

domingo, 20 de mayo de 2007

Córdoba frente al misterio (1): el ser de otro mundo (1ª parte)

Con el sol tostando el valle del Guadalquivir, avanzaba el día 13 de junio de 1952. En algún punto de la ciudad se firmaba en ese momento la compra de la finca llamada de "Rabanales", para construir en ella la futura Universidad Laboral.

Al mismo tiempo, en algún cortijo al sur de la capital, un muchacho se llevaba el susto de su vida. Encontraba en el campo, con aparentes signos de vida, un ser diferente a cualquier otro que hubiera conocido. Un animal (?) totalmente deforme, morfológicamente inclasificable, que parecía incapaz de desplazarse y agonizaba en el suelo. Juzgándolo inofensivo, el chaval lo introdujo en una caja y se dirigió a Córdoba a la carrera.

Es muy posible que todavía haya personas que recuerden la entrada del chico por el Campo de la Verdad. La curiosidad y el miedo ante lo desconocido llenaban el ambiente, y acompañaban al muchacho hasta la calle de Gondomar, donde al fin se reunió un nutrido grupo de personas para admirar el fenómeno.

En pleno boom de los avistamientos de los entonces llamados platillos volantes (sólo cinco años después de que Kenneth Arnold los describiera por primera vez), un ser con un sólo ojo ciclópeo, dos trompas y una masa informe como cuerpo iba a producir inevitablemente la temida conclusión.

Y así, el diario Córdoba tituló en su portada del 14 de junio de 1952: "Un extraño fenómeno en Córdoba: ¿un habitante de otro planeta?". La noticia corrió como la pólvora, y la ciudad durmió aquella noche intranquila temiendo que, en cualquier momento, como sucedería años después en la película ET, los seres de otro mundo vinieran a buscar a uno de los suyos.

viernes, 18 de mayo de 2007

El terremoto de Lisboa (1755)











































Sábad
o primero de noviembre de mil setecientos cincuenta y cinco en que la Universal Iglesia celebra la festividad de todos los Santos, habiendo amanecido muy claro, y muy templado, a las diez de la mañana, minuto más o menos, repentinamente sentimos todos cuantos vivíamos en esta Ciudad de Córdoba un ruido tan grande, que llamó la atención de todos. [...]

Instantáneamente se comenzó a estremecer la tierra, y todos los edificios con tanta violencia y vaybenes que no hubo persona que no se persuadiera que todos quedaríamos sepultados entre las ruinas de las propias habitaciones, durando todo este primer estremecimiento medio cuarto de hora, en cuyo tiempo se vieron flaquear todos los más fuertes y eminentes edificios, unos abriéndose por sus techumbres, otros bamboléandose de uno a otro lado, como si fueran débiles cañaverales agitados de oleadas de viento; y habiéndose suspendido como otro medio cuarto de hora, repitió el mismo ruido y temblor con poca menos violencia que el primero, pero con sólo un minuto de duración.

Esta repetición acobardó hasta los más varoniles ánimos, saliéndose los más de los que estaban en los templos, huyendo al despoblado, para escapar con vida.

(Del archivo de la Universidad de señores Beneficiados de las parroquias de Córdoba, y Paseos por Córdoba)

Pueden verse aún los daños en el interior de la Catedral, y la fachada resquebrajada de la iglesia de Santa Marina. Quedó condenada al derribo también la torre de San Lorenzo, y otros muchos edificios de la ciudad.

El terremoto de Lisboa destruyó la capital portuguesa, mató entre 60.000 y 100.000 personas, y el tsunami que le acompañó rompió las murallas de Cádiz y acabó con 1.000 personas en Ayamonte.

Nadie murió en Córdoba, y sólo se refiere un herido en las crónicas: una niña en una iglesia cercana a la Magdalena.

martes, 15 de mayo de 2007

Imágenes

Siguiendo la bajada de la Puerta del Rincón, se abre a la derecha la calle de las Imágenes.

Cuando las tropas de Fernando III conquistaron la mitad de la ciudad de Córdoba en enero de 1236, y como símbolo de la derrota musulmana, se celebró una primera misa. Éste fue el lugar elegido, frente al muro que aún defendía la ciudad alta o Medina, y en recuerdo de ello se edificó aquí una ermita que el mismo Felipe II, siglos después, contribuiría a reconstruir.

La ermita de Nuestra Señora de los Reyes o, como era conocida desde antiguo, de las Imágenes, desapareció en 1840 a falta de fondos para mantener la minúscula iglesia. Los altares se llevaron a San Andrés, y de ella sólo quedó el nombre de la calle.

Si os queréis acercar, os recomiendo ir de noche, tarde, en estos días con algo de viento.

Seréis incapaces de pensar en ningún rey. Los vecinos han llenado la calle de telas rotas con nombre de mujer, pero no sólo esta calle, sino que en cada esquina que se abre se llena la vista de nombres, telas y sensaciones, en recuerdo de las mujeres asesinadas en los últimos años en sus propias casas. Es la exposición "Imágenes ausentes".

El homenaje te obliga al silencio y te deja sin cuerpo de turista, pero merece la pena.

lunes, 14 de mayo de 2007

La foto inédita



Y detrás de ella, Córdoba.

La entrada desde el Norte, la vieja Bab Luyun (Puerta del León) de los árabes, la puerta romana republicana, que durante veinte siglos escondió la ciudad tras de sí.

Conocer la Puerta de Osario, quizás no vista por nadie desde que en 1905 fue convertida en escombros, es un privilegio para cualquier cordobés, ahora que se ha descubierto, en 2006, esta foto en un archivo, según publica la página web Calleja de las Flores. No existe ninguna otra.

Cruzar esta puerta, que en origen daba paso al enorme Kardo maximus romano, la gran avenida Norte-Sur de Corduba, y que hoy nos conduce por la estrecha calle Osario hacia el corazón de la ciudad, debe siempre recordarnos que nos sumergimos en más de dos mil años de piedra viva.

Hoy pasamos junto a la gran pared de piedra que resiste, frente a la floristería, y que es una de las jambas de la antigua puerta. Hacia dentro, hacia la Historia. Hacia Córdoba.