martes, 11 de enero de 2011

Muralla en los cimientos de Ronda de los Tejares

Hace ya bastante tiempo, mientras las obras estaban todavía en su primera etapa, me acerqué para comprobar si habían aparecido restos de muralla en el subsuelo del número 11 de Ronda de los Tejares, y subí aquí el resultado: algo había, probablemente de origen romano y en línea con la que se conserva en el edificio de al lado, visitable y declarada Bien de Interés Cultural.

Pero mientras yo me asomaba por encima de la tapia, había alguien más avispado que se subía a la azotea del edificio de enfrente: Rafa Jiménez, un viejo conocido de la blogosfera cordobesa, con cuyas fotos topé accidentalmente y que me dio permiso para publicar aquí por su interés.

En ellas se puede ver no sólo la muralla, sino también una torre semicircular adosada a ella, en un excelente estado de conservación. Desconozco si en el bloque, que ya se ha terminado de construir, habrá cocheras, pero es evidente que la muralla se tiene que haber conservado y que debe existir una forma de acceder a ella. Será cosa de intentarlo, así como de encontrar los informes que expliquen la datación y la importancia de estos restos.

viernes, 7 de enero de 2011

El ídolo de Alcolea, 5000 años de historia

Esparcidos por los campos alrededor de Córdoba, pero visibles sólo a los ojos de investigadores experimentados, hay multitud de restos que, si tuvieran la oportunidad de que se los explicaran adecuadamente, dejarían de piedra a la mayoría de los cordobeses. Pequeños y degradados fragmentos de cerámica, molinos y otros utensilios cuya antigüedad se remonta a épocas anteriores a la ocupación romana, llegando y extendiéndose por el Neolítico.

Cuando a estos expertos se les da la ocasión de excavar de manera seria y de analizar y publicar sus resultados, pasan cosas como la de Alcolea en 2005, cuando Rafael Martínez, de la Universidad de Córdoba, descubrió la que podría ser la representación humana (o al menos, antropomórfica) más antigua de la vega cordobesa del Guadalquivir.

Es una pequeña pieza de terracota, muy similar a otras encontradas en Portugal y en Murcia, que ha sido datada en el cuarto milenio antes de nuestra era, alrededor del año 3500 AC. Se puede ver cómo, con una pequeña presión con los dedos, el autor de la pieza le dio una rudimentaria forma humana, con una nariz y ojos. Las líneas paralelas a ambos lados del cuello son un motivo repetido en esta clase de piezas.

Los autores de la investigación, aunque reconocen que es muy complicado imaginar para qué se utilizaba, afirman que sólo el hecho de que sea una imagen humana simbólica, lo que en estos casos se llama un "ídolo", ya tiene una gran importancia dentro del arte neolítico.

Este período de la historia, tan extenso como desconocido, tiene el problema de que normalmente no aporta descubrimientos espectaculares o estructuras visitables bien conservadas. Sólo con un intenso trabajo didáctico que capte el interés de la gente se podrá hacer ver que todas las tierras que rodean la ciudad están llenas de pequeños testimonios de los pueblos que la habitaron hace miles de años.

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Martínez Sánchez RM, García Benavente R, 2009: Una terracota figurada del IV milenio AC en la Vega Media del Guadalquivir, Trabajos de Prehistoria, 66.

domingo, 2 de enero de 2011

La puerta del Puente, tal como era

No he ido a ver la puerta del Puente desde que regresé, pero quiero pensar que conserva más o menos la misma imagen con la que la dejé en verano, con sus columnas y sus relieves, y que a nadie se le ha ocurrido pintarla de rosa o algo así.

Sin embargo, la imagen que tiene hoy no es tan antigua como podría parecer, al menos en su conjunto. El hecho de que mucha gente la conozca como el Arco del Triunfo (en detrimento de aquél efímero en honor a Isabel II) se debe, probablemente, a dos motivos: el primero, que esa es la forma arquitectónica que tiene ahora mismo, y el segundo, la cercanía del triunfo de San Rafael. La realidad es que de las dos caras idénticas que tiene la puerta, sólo la exterior, la que mira al río, es la original. La cara interior no es más que una copia que se hizo para darle "armonía" en el primer tercio del siglo XX, en 1928, según la Cordobapedia.

Es decir, alguien llegó de alguna estancia lejos de Córdoba pensando, como yo, que la puerta seguía en su sitio, igual de cochambrosa que siempre, y de pronto se encontró con que le había salido otra portada en la chepa, en una decisión que hoy haría llevarse las manos a la cabeza a casi todo el mundo. ¿Qué aspecto tenía la puerta antes de semejante actuación? Pues, desde atrás, más o menos éste:

La verdad es que se puede entender, en su contexto, que alguien quisiera tapar semejante vergüenza. Igual que se entiende que se decidiera edificar la puerta monumental cuando ya se caía a trozos la que venía heredada, como mínimo, del tiempo de los árabes. Eso fue a finales del siglo XVI, a lo largo de la década de los setenta, empezando en 1572 y tomando nuevo impulso en 1576 tras permanecer inacabada.

En cuanto a lo que había antes de la puerta que conocemos, cabría pensar que es muy difícil de averiguar, salvo a través de testimonios arqueológicos que sólo nos hablarán de una entrada con tres o cinco arcos. Sin embargo, Córdoba es de esas muchas ciudades afortunadas por haber sido retratadas por la cámara fotográfica de Wyngaerde, el cual llegó aquí, para mayor alegría, sólo cuatro años antes de que empezara la remodelación. Gracias a eso nos legó el único dibujo existente de la antigua puerta del Puente, de construcción probablemente musulmana.