miércoles, 31 de julio de 2019

La calle de Heredia: recuperación por las bravas de un topónimo perdido


Hace algunos años, en los tiempos del Chorrijuego, hubo quien propuso a los participantes del desaparecido foro "Calleja de las Flores" averiguar el nombre original de la calle Teniente Albornoz, ya que el tradicional azulejo estaba cubierto por varias capas de cal o pintura blanca. Teniente Albornoz es una de las calles que comunican Torres Cabrera con la calle Osario. Tiene una entrada por la esquina del colegio de la Divina Pastora y otra, más o menos, enfrente de la antigua pastelería de la Purísima.

El azulejo, descubierto
El caso es que el encargo nos cogió por sorpresa y, en cuanto empezamos a buscar, descubrimos que no había referencias a esa calle por ninguna parte en las fuentes tradicionales. Al día siguiente, un compañero (¿se puede mencionar, aunque sea el nick?) subió la foto con la respuesta: el azulejo escondía el nombre de la calle de Heredia. Para descubrirlo, había montado una acción de comando dominguero en la que una niña, subida a una valla, había rascado el azulejo hasta dejar visible el antiguo nombre.

No duró demasiado la alegría porque, no sabemos si fue el Ayuntamiento o los propietarios de la manzana, el azulejo quedó de nuevo cubierto por varias capas de pintura concienzudamente aplicadas sobre el nombre antiguo de la vía. Aunque a decir verdad, lo que no está tan claro es en qué momento histórico (breve, desde luego) llegó a existir la calle de Heredia.

Si nos vamos al plano de 1851, se ve claramente cómo esa calle no estaba aún ahí. En realidad, el palacio de Torres Cabrera se extendía sin interrupción hasta la plaza de las Doblas, y lo único que había era una calleja de la calle Osario, llamada de Heredia en honor a Pedro de Heredia, nombrado marqués de Prado Castellano a finales del siglo XVIII. No debió ser hasta el segundo cuarto del siglo XX cuando se segregó el palacio de los condes de Torres Cabrera del llamado palacio de los marqueses de Valdeflores, que es el edificio rehabilitado por Rafael Gómez en la plaza de las Doblas y que alberga algunas de las joyas kitsch de la época del pelotazo ladrillístico.

Parte de la historia se cuenta en la Cordobapedia, donde se explica que la venta a la familia de los marqueses de Valdeflores se produjo en 1914, y a los propios marqueses en 1942. Las fechas concuerdan con el abandono del otro palacio de Valdeflores, el que veíamos el otro día ocupar gran parte del solar de Simago. En alguno de esos momentos, se abrió el tramo moderno de la nueva calle, más ancho que la antigua calleja, prologándose hasta salir a la esquina donde está el azulejo de marras. Julio Albornoz, teniente cordobés muerto en el desastre de Annual (1921), acabaría por dar nombre a la calle.

Y ahora, sabiendo que San Google ha archivado esta información por si alguien se vuelve a preguntar qué había escrito en aquel azulejo, podemos pasar a otra cosa y dejar que los cordobeses olviden este topónimo que probablemente nunca más verá la luz.