Bienvenidos a uno de los episodios más absurdos de la historia de la prensa local cordobesa. Un monumento al sinsentido, inquietante a la vez que surrealista.
Podemos centrar un poco el tema situándonos en el invierno de 1860 a 1861. Como ya vimos al hablar de la destrucción por el Guadalquivir de las huertas del Campo de la Verdad, desde noviembre venía haciendo un tiempo de perros, con varias riadas consecutivas y enormes vendavales, según se describe en el artículo de hoy.
En este plan, el día de Reyes de 1861, domingo, a la hora tonta de la siesta, ocurrió lo imposible. Un enorme objeto (globo de dimensiones colosales y color oscuro) apareció por encima de Sierra Morena, suspendido en el aire y avanzando hacia el sur, hacia la ciudad. La atravesó, pasando, según dice el recorte, casi rozando el San Rafael de la torre de la mezquita, y continuó sin variar su dirección.
Un astrónomo aficionado pudo ver el objeto con su telescopio y dio su diagnóstico: se trataba de la cúpula de la iglesia mayor de Grum, que había cruzado volando toda España.
Para terminar de arreglar el asunto, se identifica el objeto con un amasijo de ladrillos que cayó en el patio de un sultán en Mequinez (Marruecos), provocando el desmayo de la favorita del emperador.
Vayamos por partes.
Por intenso que sea el vendaval, el huracán, o el mismísmo apocalipsis, una cúpula de ladrillo no vuela: se derrumba, se deshace, se cae, pero no sale volando desde algún punto de Europa central hasta Marruecos. Y además, ¿qué ciudad es esa de Grum? ¿Por qué no aparece en ninguna búsqueda en internet (ni Grumm, ni Grom, ni nada parecido), y en el Córdoba se la menciona como si fuera conocida por todos? Me da que ni los ladrillos del patio del sultán, ni la descripción del astrónomo, son pistas fiables para aclarar el entuerto.
¿Qué fue entonces lo que cruzó el cielo de Córdoba? Pues a mí me resulta más razonable pensar en lo que afirma el propio periodista: un globo. Una especie de dirigible, quizás, con un diseño extraño, poco reconocible. A lo mejor algún pionero de la aviación estaba haciendo sus primeras pruebas.
Los cerros de Sierra Morena cercanos a Córdoba alcanzan en ocasiones más de 500 metros sobre el nivel del mar, frente a los 170, más o menos, del San Rafael de la torre. Esto nos indicaría, si la descripción del hecho fuera ajustada, algún tipo de capacidad de control de la altitud, como en los globos aerostáticos.
Por otro lado, el hecho de que el ingenio (si lo fuera) pasara justo sobre el centro de Córdoba, con lo amplia que es la vega del Guadalquivir, podría hacernos sospechar de capacidad de dirección del vuelo.
Lo curioso es que el primer dirigible totalmente gobernable fue construido en 1863 en Estados Unidos, después de varias décadas de avances tecnológicos, desde el primer vuelo rudimentariamente propulsado (manualmente) en 1784, hasta el primero que incorporaba una máquina de vapor en Francia, en 1852.
¿Estamos ante la versión cordobesa de las fascinantes mistery airships norteamericanas? No cabe duda de que el siglo XIX estuvo lleno de sesudos inventores adelantados a su tiempo, que de vez en cuando daban algún susto a los inadvertidos ciudadanos. Y tenían a un tal Julio Verne para irlo contando.
5 comentarios:
No sabía de esta anécdota. Menudo derroche de fantasía al servicio de la religión católica para asombrar y aturdir (en marruecos dice el nota q fue a parar, ejej, en tierra del infiel, no podía ser de otra manera).
ay! como aturden las visiones al personal!
saludos, >:o]
Vaya con el Benítez de 1861.
En el supuesto que un tornado o vendaval arranque la cúpula de Grum (¿?), ¿la va a llevar hasta Marruecos? Y al pasar rozando la lámpara de San Rafael -que colocó “Zapatones” cuando se fundió, y otras muchas veces el Soriano el campanero- por qué no se llevó también el San Rafael, pues la fuerza para mantener en el aire la cúpula debía ser la misma que la arrancó.
¿A ver si era Gedson y su fotógrafo?
Joer, Paco, pues por la fecha tuvo que andarle cerca. Pero la técnica fotográfica de Guesdon implicaba un tiempo muy largo de exposición, así que el globo habría que soltarlo en un momento de calma del viento, y tenía que permanecer quieto mucho rato.
Yo estoy con Paco. Eso era el Guesdom y su fotógrafo, y el resultado, el que ya conocemos.
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