domingo, 18 de octubre de 2009

Milenario (8): el Imperio que rodó por la pendiente de la locura

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Muhammad al-Mahdi, el cuarto Califa, pudo hacerlo peor, pero no mucho peor. Una vez que se metió en el tremendo berenjenal de la
revolución de febrero de 1009, que desalojó del poder efectivo a la dinastía de validos amiríes que, desde Almanzor, venía usurpando las funciones califales, tenía la oportunidad de devolver el equilibro al país.

Sin embargo, al-Mahdi tomó otro camino. En primer lugar, despreció a la clase gobernante de origen eslavo que los amiríes habían colocado en cargos de gran responsabilidad. Directamente, los expulsó de la ciudad, provocando sin saberlo el inicio de las taifas de Levante, que desde ese momento comenzarían a formarse en torno a estos altos funcionarios en Tortosa, Játiva, Almería, Valencia, Orihuela y otras regiones.

Aún más estúpido fue su desaire al estamento militar de origen beréber, la base de los temidos ejércitos de Almanzor. La población andalusí, que contaba con un antiguo componente norteafricano desde el siglo VIII, no veía con buenos ojos a los nuevos beréberes llegados en los últimos años del Califato. Al-Mahdi humilló a sus líderes y permitió el acoso a sus familias y propiedades, aumentando la brecha de odio.

Para terminar de cavar su propia tumba, la farsa del entierro de Hisham II, que probablemente no coló entre el resto de la familia Omeya, puso en su contra a gran parte del clan. Hisham al-Rashid, nieto del gran Abderramán III, dirigió una primera rebelión en junio, que fracasó.

Su sobrino, Suleiman, que sería llamado al-Mustain, decidió que había llegado su turno. Acumuló una gran cantidad de tropas beréberes en las cercanías de Armillat, no lejos de la actual Adamuz. Y esperó pacientemente la llegada de un aliado contra natura. Una mañana, seguramente al principio del otoño, los ejércitos de Castilla llegaban a las inmediaciones de Córdoba. Lucharían al lado de un Omeya, para destronar a otro. Era un tiempo nuevo, convulso. La agonía de la Córdoba califal.

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Línea temporal de la dominación musulmana (I y II)

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