A finales del siglo XVIII se proyectó y aprobó un plan para comenzar de forma regulada a preparar veterinarios en escuelas habilitadas a tal efecto. La idea inicial era comenzar con dos centros, en Madrid y en Córdoba, dada la importancia económica que en nuestra región tenía el comercio animal, tanto de caballos como de ganado bovino y porcino.
Mientras que el plan funcionó para Madrid (se inauguró la Escuela en 1792), no quedaron recursos ni personal para emprender la marcha en Córdoba, que tuvo que esperar más de medio siglo para ver de nuevo estimuladas sus aspiraciones. La Real Orden del 19 de agosto de 1847, de Isabel II, autorizaba la creación de dos escuelas llamadas subalternas en Córdoba y Zaragoza, que serían completadas con otra más en León pocos años después.
Don Enrique Martín Gutiérrez, veterinario madrileño, fue nombrado Director en funciones y encargado de buscar un emplazamiento para la Escuela Especial de Veterinaria de Córdoba. Después de inspeccionar todos los edificios del patrimonio del Estado en la ciudad, eligió el antiguo convento de la Encarnación Agustina, en la calle del mismo nombre que hay en el barrio de San Pedro, que quedó dividido entre la Escuela y el cuartel de la Guardia Civil.
De este modo, el día 1 de noviembre de 1848, trece alumnos y algunos oyentes voluntarios acudieron a la primera clase de la que sería Facultad de Veterinaria de Córdoba, que estaba constituida por su Director, un profesor agregado (D. Agustín Villar González y cuatro personas para administración y servicios.
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