Hace poco estaba preparando una visita al Escorial, y me decidí a sacar un tema que a lo mejor sorprende a algunos paisanos: las tumbas de dos reyes de Castilla y de León que están en Córdoba. Más que tumbas, son sepulcros, y se encuentran los dos en el presbiterio de la que fue Real Colegiata de San Hipólito, hoy iglesia situada en el Paseo del Gran Capitán.
Fernando IV de Castilla y de León era bisnieto de Fernando III, el que conquistó la ciudad a los musulmanes, y su sepultura en Córdoba fue fruto de la casualidad, ya que murió en pleno verano en Jaén, y se temió que llevarle a Sevilla o Toledo, como era su deseo, causara la rápida putrefacción del cadáver. Fue llamado "el Emplazado", que es como decir "el maldito", porque se cuenta que su muerte, el día 7 de septiembre de 1312, se produjo cumpliendo el plazo dado por dos reos brutalmente ajusticiados.
Alfonso XI de Castilla y de León, hijo del anterior, fue el fundador de San Hipólito, en conmemoración de su victoria en la batalla del Salado, cerca de Tarifa. Muerto por la peste en 1350, no se respetó su deseo de ser enterrado en Córdoba hasta que su hijo Enrique II trasladó sus restos desde Sevilla en 1371, justo cuando se concluyó la obra de la Capilla Real de la Catedral cordobesa.
Allí permanecieron durante cuatro siglos, al tiempo que la construcción de San Hipólito avanzaba lenta e intermitentemente. Los ataúdes de madera eran abiertos para las visitas ilustres, como la de Felipe II, que tuvo curiosidad por ver a sus antepasados. Finalmente, en 1736, se produjo el traslado.
Ya en San Hipólito, hubo que esperar hasta 1846 para que, a petición de la Comisión de Monumentos, y usando piezas de mármol rojo procedentes del monasterio de San Jerónimo, se elaboraran los sepulcros que hoy en día se pueden ver en la iglesia. La corona y el cetro, símbolos reales, descansan sobre sendos almohadones encima de las tumbas, hoy apenas visitadas.
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También cuenta hoy Paco Muñoz una anécdota sobre la iglesia de San Hipólito en sus Notas cordobesas.
10 comentarios:
Puerta, me gusta lo bien que resumes, porque fuerzas al respetable a que investigue si le interesa la entrada. A mí me llamó la atención empezando por el Libro de la Montería de Alfonso XI y es que esta gente vivían entonces por aquí, por eso citan lugares de los alrededores. Otra cosa es la juventud que tenían y con la que morían, y eso que eran la clase poderosa que vivían bien, se supone que estaban bien atendidos, y que no sé cómo sería en los menesterosos, me estoy refiriendo a la edad media de la vida.
El Justiciero que era bisnieto de Alfonso X El Sabio, murió con 49 años, como tú bien dices de la peste en Gibraltar. Su padre el Emplazado, que mandó despeñar a los Carvajales desde la Peña de Martos, murió de una embolia (¿?) treinta días después lo que hizo nacer la leyenda de que estos lo habían citado en el salón del “Juicio Final”.
El primero se casa con una niña de quince años, y de ahí le nace Pedro I el Cruel y otro que muere antes de cumplir un año, luego se casa con otra chica, Leonor y tiene (contabilizados) diez hijos y el que más edad alcanza llega a los cuarenta y uno, el Enrique II que tu citas, el resto mueren muy jóvenes, claro por eso el Enrique hereda.
Cuando me hablan de la patria a algunos les remito a lo que era la patria, un conglomerado de individuos/as, en los que la ambición, la crueldad, y otra serie de virtudes que llevaban a gala eran su verdadero patrimonio. Que se repartieron Andalucía, entre ellos y sus capitanes, y que llegaron al culmen de la codicia con Isabel “La Olorosa”, gobernada desde el confesonario por su confesor, que a lo mejor le aliviaba, con la pinza en la nariz, necesidades fisiológicas también. Eso que hoy se llama España y muchos –domiciliados en Andorra, Mónaco y otros paraísos por la cuestión económica- dicen que otros van a disgregar, romper o como le quieran llamar, nunca ha existido en la mente de nadie.
En fin. Enhorabuena, ya sabes que soy un admirador de lo que haces. Y gracias por las referencias.
Aunq no tenga nada que ver con la entrada... quería darte las gracias aquí por la foto de cabecera del blog.
Con muchos granitos de arena se forman las dunas en el desierto, y aunque quieran apretarla con la mano, la arena se escapa entre los dedos y sigue la dirección del viento.
Gracias de corazón...
Muy buena entrada Puerta, algo había escuchado de reyes castellanos enterrados en nuestra ciudad, gracias por la información. Una pregunta: en la capilla real de la mezquita-catedral ¿no hay o hubo algún rey castellano enterrado?
Talbanés
Está puesto en la entrada, estuvieron en la capilla real entre 1371 (cuando se construyó, antes estaría Fernando IV en alguna otra zona de la catedral y Alfonso XI en Sevilla y olé) y 1736.
Gracias, Paco, por tu comentario. La historia de los reyes y otra gente "emplazada" por ajusticiados es muy rica, igual en Córdoba tenemos algún ejemplo. Sería cosa de leer sobre la Inquisición, claro.
Sherezade, ahí seguirá la imagen, espero que cuanto menos tiempo mejor. Gracias por la reflexión.
ok Puerta, perdona mi despiste jaja, un saludo.
Talbanés
Desde luego con Pacomuñozpedia no se nos escapa un detalle, y allá donde esté complementa con sus datos lo que haya que complementar, que siempre es de agradecer.
Como también lo es que se sepa que en nuestra ciudad también hay reyes ¿ilustres? enterrados y del que otras muchas ciudades hacen gala y patria de ello.
Alfonso XI que mandó construir la Colegiata de San Hipólito en acción de gracias por su victoria contra los benimerines, allá por las tierras gaditanas, y que, como todavía hoy ocurre, la obra le duró tanto que no pudo ver más allá de los planos del proyecto, seguro que nunca pensó que lo separaría de su padre solo unos metros, una vez puesto el pijama de madera.
Buen trabajo recopilatorio, Puerta, y que cunda.
hola¡ yo que recuerdo en la casa cuna ,c// torrijos n 10 si habia unos baño grandes muy bonitos ,lo recuerdo muy bien,todo lo que era el hospicio antes era la maternidad.
Si España no existe, no existe nación alguna en el mundo. Que poco sabemos de historia, sólo falsas y ridículas leyendas para denigrar a los grandes héroes de nuestra historia. Que envidia me dan los franceses, los americanos y los ciudadanos de las naciones civilizadas a los que jamás se les ocurriría insultar o burlarse de Napoleón, Washington o Nelson, quienes por cierto, tienen mucha menos relevancia que la reina Isabel. Así nos ha ido y nos va, qué vergüenza de gente que vive en este país.
A una España en formación, adornada por las virtudes y defectos humanos de los hombres y mujeres que les tocó vivir esa época, siempre habrá estas actitudes derrotistas y nihilistas de ciudadanos que confunden su ideología o ánimo circunstancial para disminuir lo que fuimos y lo que somos: hijos de hombres, héroes y por naturaleza, algunos villanos: pero, que en conjunto formamos una de las naciones más antiguas de la tierra y de la que muchos españoles nos sentimos orgullosos.
Maravilloso tu apunte y limpio de cinismo y apósitos palurdos
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