sábado, 10 de octubre de 2009

El legendario monasterio de Santa María de Cuteclara

En la época del emirato independiente de Córdoba, concretamente en la primera mitad del siglo IX, la sociedad local era enormemente compleja. La población iba convirtiéndose, poco a poco, a las costumbres y religión de los invasores musulmanes, pero aún quedaba un amplio estrato que conservaba el latín modificado como lengua habitual, seguían considerándose cristianos y mantenían sus iglesias de barrio en las afueras de la Medina.

Algunos grupos, liderados espiritual y terrenalmente por Eulogio de Córdoba, convirtieron los monasterios de la periferia de la ciudad en reductos del más puro cristinanismo anterior al 711, que en la década de 850 serían los focos principales del llamado movimiento martirial cordobés.


Uno de estos lugares era el monasterio de Santa María de Cuteclara, que tomaba su nombre del reducido asentamiento o aldea en el que se encontraba, hoy desaparecido por completo. Ambrosio de Morales supuso que el monasterio sobrevivió hasta convertirse en el convento de la Victoria, opinión que fue despreciada más tarde por Sánchez Feria (s. XVIII), que argumentó concienzudamente que Cuteclara eran esas grandes ruinas que había en la finca de Córdoba la Vieja, bajo San Jerónimo, para acabar diciendo que no le extrañaría, por otro lado, que el poblado hubiera estado en la Albaida.

Santa María de Cuteclara, al parecer, existía desde antiguo con esa advocación, probablemente desde antes de la invasión musulmana y era un monasterio de los llamados dúplices. Es decir, albergaba una comunidad masculina y otra femenina en el mismo cenobio, siendo la femenina, según algunos estudios, predominante en este caso. Existían, por tanto, un abad y una abadesa al mismo tiempo, y de varios de ellos conocemos sus nombres, como por ejemplo de Frugelo, Pedro de Écija y Artemia. Aurea, María, Columba fueron monjas de Cuteclara, y tanto ellas como los abades mencionados son considerados santos mártires por la Iglesia Católica, al ser ejecutados a mediados del siglo IX, por su pública y deliberada ofensa al Islam.

No se tiene claro cuándo desapareció el monasterio. Sánchez Feria rechaza los datos sobre la vida de Santa Laura, que habría sido abadesa hasta su ejecución en 864 (1), y supone, en su Yermo de Córdoba, que los monjes y monjas de Cuteclara, o sus vecinos de San Salvador de Peña Melaria, habrían refundado el monasterio de Samos, en Lugo, que fue entregado en 862 a un abad cordobés llamado Ofilón, acompañado por el presbítero Vicente y la monja María. De hecho, Samos también fue en aquella época un monasterio dúplice.

Curiosamente, el Plan General de Ordenación Urbana de Córdoba nos sorprende dándonos las coordenadas exactas de lo que se supone que son las ruinas de Santa María de Cuteclara, cerca del Castillo de la Albaida, y todavía no he averiguado en qué se basó quien hizo esa identificación. Posiblemente tenga algo que ver con las excavaciones de Rafael Castejón en 1949 (Boletín de la Real Academia de Córdoba nº 61), cuando se emprendió la búsqueda de estos monasterios mozárabes.

El próximo día sacaré las fotos de cuando hace un año y medio nos dimos una vuelta por esas supuestas ruinas...

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(1) De hecho, pone a caldo en su Palestra Sagrada (IV, 42) al cronista Luitprando, por decir entre otras cosas que Santa Aurea fue abadesa y predecesora en el cargo de Laura, lo que considera falso, atizándole de paso acerca de algunas ideas sobre la justica islámica de la época. "Toda esta narración es fabulosa, y digna del fuego", dice don Bartolomé.

La imagen es un mapa esquemático de los monasterios mozárabes de Córdoba, del siglo XVII. Se puede ver, por ejemplo, la basílica de Santa Eulalia, ya tratada en el blog. El mapa me lo pasó Jerónimo Sánchez.

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