jueves, 9 de abril de 2009

Milenario (6): la cita de Sanchuelo con su destino

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El mundo dejó de tener sentido para el visir Sanyul, probablemente, la tercera semana de febrero de 1009. Se encontraba en Toledo, adonde había tenido que regresar forzado por las condiciones climatológicas, dado que las lluvias habían embarrado los caminos y el avance de las tropas se hacía penoso por el desierto estratégico de la Meseta norte.

Fracasado su intento de gloria militar, recibía ahora la noticia de que en Córdoba había estallado una revuelta contra su gobierno, habiendo quedado Madinat al-Zahira totalmente arrasada. Abderramán sólo tenía una opción: acudir a la todavía capital del todavía Califato, y presentar batalla.

No está totalmente claro lo que ocurrió a partir de ese momento. Se sabe que el ejército beréber de Sanchuelo le fue abandonando progresivamente, dando por perdida cualquier batalla contra los rebeldes de ibn Abd al-Chabbar. Los aliados de la familia amirí desde los tiempos del hayib Almanzor habían dejado de serlo de la noche a la mañana, y únicamente un grupo de civiles inconscientes, junto con algún verdadero soldado cristiano, permanecían con él. Entre ellos, el fiel Gómez, que le acompañó, lleno de vergüenza al ver su comportamiento, hasta el destino final.

Éste pareció consistir en la humillación pública de Sanchuelo ante las primeras avanzadillas del ejército de al-Mahdi, llegando a besar los cascos del caballo del enemigo en un vano intento por evitar su ejecución. Según una de las teorías, fue incluso embalsamado para permanecer más tiempo expuesto al pueblo después de su muerte.

Sin embargo, no falta quien considera que, siguiendo las recomendaciones de algún lugarteniente, Sanchuelo buscó refugio en el monasterio mozárabe de San Zoilo Armilatense, cerca de Adamuz, donde finalmente encontraría la muerte. Ésta tuvo lugar, en cualquier caso, a principios de marzo, sin hallarse claras las circunstancias.

La rebelión había vencido y se había consumado, pero aún quedaba un fleco suelto a la hora de legitimar al nuevo gobernante. Tenía que llegar un fascinante y surrealista episodio histórico.

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Como en todos los artículos sobre el Milenario, la fuente principal es el libro de Muñoz Molina, "Córdoba de los Omeyas".
Línea temporal de la dominación musulmana (I y II)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sanchuelo se hallaba en muy mala postura el dia en que desde Calatrava, volvio a tomar el camino de Cordoba.
El 28 de Febrero de 1009 (fines de chumada II 399) llego a Manzil Hani, posada de etapa a dos jornadas de la capital. Esa misma noche todos los bereberes del ejercito desertaron de comun acuerdo y se dirigieron a la ciudad, que los acogio con los brazos abiertos. viendose abandonado de los partidarios que creia mas firmemente vinculados a su causa, el ´Amiri se sintio todavia mas desamparado. El unico apoyo con que aun podia contar era Wadih, su lugarteniente de Medinaceli. ¿Por que no intento reunirse con el? Esto fue sin envargo, lo que le aconcejaba un conde cristiano de la familia de los Beni Gomez de Carrion, que le acompañaba, no se sabe bien por que, y que no quiso dejarle abandonado a su suerte. Pero Sanchuelo rehuso obstinadamente interrumpir su viaje a Cordoba, ¿Es que esperaba un milagro? El fin de su aventura fue lamentable.
Con un pequeño numero de guardias eslavos, hizo una nueva etapa y llego al Guadamellato (Armilat) ultima parada antes de llegar a la capital. Habia alli una quinta de placer o munya, propiedad del Estado, en la que menos de cuatro meses antes, su hermano al-Muzaffar habia exalado el ultimo suspiro. Sanchuelo instalo en ella a las setenta mujeres de su haren, de las que habia creido necesario hacerse acompañar en su campaña, y para si mismo fue a pedir hospitalidad a los monjes del convento mozarabe vecino. Al dia siguiente, 3 de marzo (3 rachab), vino a el una tropa enviada por Muhammad al-Mahdi para detenerlo. El oficia que la mandaba se apodero de su persona, y de la del conde de Carrion. Cuando los prisioneros eran ya conducidos a Cordoba, el ´Amiri que habia conseguido que le quitasen las ataduras por un momento, hizo ademan de sacar un puñal de su bocegui para poner fin a sus dias. En vista de ello fue ejecutado al punto. La misma suerte sufrio el conde cristiano, sin proferir palabra. Los cadaveres de Sanchuelo y de su infortunado compañero fueron llevados a Cordoba, donde, clavados en potencias, quedaron expuestos a las peores injurias del populacho. Asi termino la breve y poca gloriosa carrera del indigno sucesor del gran Almanzor.