lunes, 6 de abril de 2009

Guerra al invasor: manual de uso de Datura stramonium

Hoy vamos a abandonar un poco los libros para dar un paseo por el campo, que van llegando los buenos días en los que el sol calienta algo el cogote al mediodía y los alérgicos al olivo aún no desean el exilio.

Todos en esta sociedad tenemos una serie de impulsos coléricos que tarde o temprano acaban por aflorar. Una adjudicación dedocrática de un contrato público, unas obras interminables en la carretera, un yacimiento arqueológico volatilizado, una mala tarde de Asen y Yordi... cosillas que te encuentras cualquier día en esta Córdoba nuestra, y que van acumulándose hasta convertir al ciudadano en un potencial increíble Hulk.

Pues bien, cabreado convecino, este blog le ofrece una alternativa a la destrucción de mobiliario urbano: la erradicación de especies invasoras. Con ustedes, el terror del valle del Guadiato: el estramonio.

Puede que hayas visto a este pequeño hijo de Satanás adornando con sus flores, como trompetitas blancas, las riberas de nuestro río serrano. Debes saber que no es originario de aquí, sino que procede de un proceso de asilvestramiento a partir de jardines de gente que la debió considerar muy bonita y decorativa. El estramonio (Datura stramonium) ha venido siendo usado desde siempre en América como planta medicinal y, en otros casos, como vía de contacto con el más allá para los chamanes, por sus efectos psicotrópicos. No, no lo hagas, te puede mandar al otro barrio: una cierta cantidad de esta planta, por ingestión, puede resultar letal.

Esta especie está recogida en el catálogo de especies invasoras de la Junta de Andalucía, pero como ellos mismos reconocen, su erradicación es muy difícil o prácticamente imposible. Se reproduce de manera endiablada, y crece en las zonas de arena o grava junto al río. La ventaja es que, por eso, resulta muy fácil arrancar las pequeñas matas anuales.

De modo que si, en alguna ocasión, piensas dar un paseo por el valle del Guadiato, no olvides llevar un guante y bolsas de plástico, cuanto más grandes mejor. Y a la vuelta, dedica unos minutos a llevarte cuantos ejemplares puedas, si estás seguro de haberlos reconocido. Si no han formado aún la semilla, estás autorizado a arrojarlos con ira contra las piedras, mientras maldices al culpable de tu cabreo semanal. Estarás haciendo, además, un favor a nuestro ecosistema.

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Las imágenes muestran distintas partes de la planta, y lo que se debe hacer con ella.

1 comentario:

malabaddon dijo...

A pesar de lo que se dijo ayer en la taberna sí que se trata de una especie invasora. Es originaria de América Central y Meridional y fue introducida en España en el siglo XVI. Ya la cita el médico sevillano Nicolás Monardes en 'Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales'(1574).

Hoy día se encuentra en prácticamente todas las regiones del mundo donde el clima la deje perpetuarse. Y, sobre todo, en suelos más bien degradados, por lo que otra medida para combatirla sería la protección y el cuidado de éstos.