miércoles, 1 de octubre de 2008

La Cruz y la Espada (II)


En 1236, cuando Córdoba estaba a punto de caer ante las tropas de Fernando III de Castilla, se congraron en Alcolea los maestres de las órdenes monásticas militares, procedentes de todo el reino. Allí estaba don Gonzal Yáñez, maestre de Calatrava, don Pedro González Mengo, de Santiago y, junto a ellos, don Pedro Yáñez, maestre de la orden de Alcántara, al frente un ejército de dos mil hombres a pie y seiscientos caballeros, reunidos a toda prisa en menos de una semana.

Junto a ellos se encontraban los monjes-soldado de las grandes órdenes orientales: el poderoso Temple, los caballeros del Hospital de San Juan de Jerusalén (orden de Malta) y los caballeros Teutónicos que más tarde aterrorizarían Prusia y la Pomerania.

El éxito de la campaña hizo que el Rey repartiera entre estas órdenes numerosas posesiones cuyos dueños musulmanes habían sido expulsados de la ciudad. Así, a los Teutónicos les correspondieron varias casas principales en la calle de la Madera, la que sube paralela a la Victoria desde la puerta de Almodóvar hasta la calle Concepción. Allí permanecieron hasta principios del siglo XIV.

Los Templarios recibieron los edificios de la manzana de Santiago, al sudeste, junto a la parroquia, así como el que todavía se conoce como cortijo del Temple, al sur del Guadalquivir y cerca de Almodóvar. También ostentaron la propiedad de Palma del Río y sus alrededores, hasta que la disolución de la orden en los primeros años del XIV hizo que sus posesiones cambiaran de manos. Ramírez de Arellano nos transmite sospechas acerca de la pertenencia al Temple de la parroquia (antiguamente, ermita) de Santa María de Trassierra.

Los caballeros del Hospital de San Juan de Jerusalén, alguno de los cuales es ya conocido, recibieron la renovada iglesia de San Juan Bautista, construida sobre la mezquita original. Al parecer la convirtieron en fortaleza durante el tiempo en el que les perteneció.

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La Cruz y la Espada (I)

2 comentarios:

Jerónimo Sánchez dijo...

Magnífico post, Puerta, como siempre. A pesar de mis numerosas obligaciones actuales, que apenas si me dejan tiempo, me gusta ver los blogs de los amigos cuando tengo un rato.
Te comento una cosa también muy interesante, creo. Cuando Fernando III entra en Córdoba no sólo le acompañan militares y sacerdotes. También, según cuentan las crónicas, una nutrida representación de las comunidades mozárabes que habían sido "rescatadas" siglos antes por los reyes castellanos y leoneses. Estos mozárabes (término que hoy ya apenas se usa a nivel científico, y que ha sido sustituido por el de "cristianos arabizados") no sólo acompañaban al rey a modo de séquito, sino que fueron indicando al monarca castellano todos y cada uno de los lugares exactos donde, antes del siglo XI, se habían levantado las basílicas y monasterios cordobeses.
Seguro que conoces esta interesante leyenda de "memoria histórica" de los mozárabes cordobeses, aunque me gustaría que estuviera más estudiado el cómo afectó este hecho (si realmente existió) a los repartimientos.
Enhorabuena otra vez por tu excelente trabajo.

casandra dijo...

Excelente niñoo! Excelente.
Me han gustado mucho tus dos entradas sobre este tema. Me gusta el tratamiento gráfico de la entrada de las cruces, pienso que todavía se puede seguir trabajando en el tema ¡no lo dejes, es muy interesante!
gracias.