sábado, 9 de agosto de 2008

Puerta de Gallegos

El hecho de ser uno de los puntos de reunión más frecuentes de la ciudad, ha permitido a este topónimo perdurar en la memoria y el uso de los cordobeses. La Puerta de Gallegos o de los Gallegos se abría a occidente, hacia el ejido de la Victoria donde se encontraba el convento del mismo nombre.

Según las teorías más aceptadas, en tiempos de la Corduba romana ya existía aquí una puerta monumental, situada en un decumano secundario. Frente a ella se extendía la necrópolis más importante de la ciudad, a uno y otro lado de las vías que tenían su origen en ella, de la que son recordatorio los monumentos funerarios recientemente restaurados. La calzada que discurre entre ellos, como prolongación del supuesto decumano, parece afianzar esta hipótesis.

Se cuenta que en la reconstrucción que se llevó a cabo en la época emiral se utilizaron sillares almohadillados y dos enormes columnas a ambos lados, coronadas por capiteles romanos (de ahí la suposición de una puerta monumental anterior). En esta época era conocida con el nombre de Bab al-Amir. Tanto en la época de esplendor califal como durante la expansión urbana de la Colonia Patricia romana, las necrópolis que se situaban en esta zona en los momentos de contracción urbana fueron sustituidas por arrabales.

La conquista cristiana de Córdoba supuso el nuevo bautismo de la puerta, que pasó a llamarse de los Gallegos, según dice la versión más tradicional, porque por aquí entraron los soldados de este origen que acompañaban a Fernando III. Es la misma argumentación que se emplea con las puertas de Plasencia, Martos y Baeza. Sufrió entonces una modificación de la parte superior, para colocar en ella las armas de Castilla y Córdoba. Sin embargo, en 1755, debido al gran terremoto, la puerta quedó muy dañada y hubo que tirarla y reconstruirla tal y como se ve en las fotos del siglo XIX, conservando dicha forma hasta el año 1865 en que fue derribada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Habia en Cordoba un caballero de los Banu Abd al-Dar, que se habia engrandecido y hecho señor, llamado Amir, descendiente de Abu Adi, hermano de Musab ben Haxim. A este Amir debe su origen el cementerio que habia al poniente del muro de Cordoba, y lleva su nombre. Habia sido jefe de las expediciones militares antes (del valiato) de Yusuf, y se habia ennoblecido. Tuvole envidia Yusuf, y al saberlo Amir mando a pedir, segun se cuenta (al califa), Abu Chaafar (Al-Mansur) que le enviase su diploma para governar en España, afeando la coducta de Yusuf con los yemenies y la sangre que habia derramado.
En una huerta que tenia al poniente de Cordoba construyo una fortaleza que llamo Canat Amir, y rodeo de muralla una gran extension de terreno, pensando convertirla en una ciudad, y hacer construcciones bastantes para reunir partidarios y mantener la guerra contra Yusuf, hasta que le llegasen auxilios de los Yemenies. El poder de Yusuf se habia ido debilitando, y disminuyendo su sequito de tal suerte, que cuando montaba a caballo ni aun habia cincuenta individuos de su servidumbre que le acompañasen. Quiso sorprender a Amir; mas este tuvo noticia de lo que se intentaba, y encontrandole prevenido, Yusuf, que era cobarde y no se atrevia a combatirle hasta que viniese Al-Sumayl.