Páginas

jueves, 28 de enero de 2010

Plan Renfe: guía de invernada

Desde que decidí aparcar el coche en la medida de lo posible y volver a tirar de zapatilla y tren, aparte de disfrutar de un ratito de radio o de un libro con los pies en el asiento de enfrente (niños, no lo hagáis, que está prohibido), he vuelto a encontrarme con los curiosos inquilinos del parque del Plan Renfe.

Aparte de palomas (para los de la LOGSE, las blancas), mirlos (los negros que chillan) y gorriones (los chicos), hay otros muchos pájaros que se protegen entre las manchas verdes de la ciudad. Sobre todo en invierno, cuando resulta más fácil verlos y oírlos ya que parecen preferir el efecto
isla de calor del interior de la ciudad y las suaves temperaturas de la vega del Guadalquivir frente a los fríos de la sierra. Por ejemplo, el pollo que me ha dado la idea de la entrada ha sido una curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) como la de la foto, que se colaba esta tarde como un ratoncillo entre los setos junto al carril bici.

Algunos son más fáciles de reconocer por el canto, como por ejemplo el
herrerillo (Parus caeruleus), arriba a la izquierda en el mosaico, o el carbonero (Parus major, con su chi-chi-pán o su ti-chá, ti-chá característico), que se luce algunas mañanas. Los petirrojos (Erithacus rubecula, último del mosaico) también son reconocibles de oído (tek-tek-tek), pero se acercan con más curiosidad a las personas. Lo mismo estás en un banco sentado y se te pone uno a dos metros mirándote como si fuera un gorrión.

Arriba a la derecha está el jilguero (
Carduelis carduelis, conocido por el blog como malabaddon) de toda la vida. El año pasado me encontraba todos los días con uno que había descubierto su percha favorita en una jacaranda del cruce del Pretorio, y se pasaba los ratos muertos allí cantando.

Los otros tres son más discretos. El más estirado, en el centro a la izquierda, es el colirrojo tizón (
Phoenicurus ochruros), cuyo macho en primavera es bastante más oscuro que en la foto. Después de cada vuelo corto, se posa y se agacha varias veces mientras calcula si supones una amenaza. La lavandera blanca (Motacilla alba) es un delicado pajarillo que corretea por los caminos del parque del Vial. Y el mosquitero común (Phylloscopus collybita, chiffchaff en inglés, por su canto, abajo a la izquierda) es un poco más escurridizo, pero fácil de ver si se pasa a diario por allí.

9 comentarios:

  1. Muy buena entrada. Aunque me llamen la atención los enlaces a Club de Caza, jeje.

    Siempre me ha costado distinguir los cantos, supongo que será por mi pésimo oído musical. Me pregunto si les afecta y cómo el ruido del tráfico a la hora de comunicarse con sus cantos. ¿Cantan más alto los pajarillos de ciudad?

    Los petirrojos siempre me sacan una sonrisa con su atrevimiento. Deberían hacer una peli de animación con un petirrojo curioso y valiente como protagonista.

    ResponderEliminar
  2. Pues yo acabo de oir cantar un chamariz desde casa

    ResponderEliminar
  3. Mira que lo habré escuchao veces y me habrán dicho lo que era, pero como no lo escucho casi nunca se me olvida. En realidad lo que conozco son unos pocos reclamos, no mucho más.

    Por cierto, está chulo el tema de los nombres locales. Chamarices, pechirrubios... Había un chaval que nos volvía locos cada vez que se ponía a hablar de pájaros.

    ResponderEliminar
  4. Por cierto, malabaddon, te presento a mi petirrojo favorito. La expresión que tiene es difícilmente superable. Es un juvenil, no tiene ni idea del mundo, ni de nada, lo único que ha hecho en su vida es comer y ver pasar senderistas convertido en una bola de pelusa.

    ResponderEliminar
  5. Nunca olvidaré los inviernos de mi niñez en Talbania, las tardes en el olivarillo cazando pajarillos, cazando ratas, ratones y topillos con nuestros fieles perros vagabundos del barrio a los que nunca atrapaban los laceros, los sábados por las mañanas en el arroyito o en Tentecarreta poniendo costillas o liria..., pillando cabecitas negras, cabecitas rubias, pechitos rubios, sordillas, tifitas blacas o amarillas (lavanderas), alitas, colitas rubios y negros, curillas, gorriones marruecos, pipirichis, verdugos y un largo etc de pajarillos a los que hoy día no sería capaz de hacer daño. Es verdad que hoy en día los niños tanto en Córdoba como en Talbania son incapaces de reconocer a ningún pájaro, ya que están todo el dia jugando a la pley... que triste jeje. Un saludo, me ha encantado esta entrada porque me ha traído muchos recuerdos entrañables.

    ResponderEliminar
  6. La verdad, Talbanés, es que me has dejado a cuadros. A esto me refería. ¿A cuántos pollos de esos eres capaz de ponerles un nombre con el que podamos entendernos?

    Colitas rubios y negros me suena a colirrojo real y colirrojo tizón (el de mi foto pero más oscuro).

    Si tuviera que llamar verdugo a un pájaro sería al alcaudón o a la curruca cabecinegra (foto de la entrada).

    Y cabecita negra y cabecita rubia, ¿podrían ser macho y hembra de curruca capirotada?

    Enga, que esto me gusta.

    ResponderEliminar
  7. si amigo, los "cabecitas" son negros o rubios dependiendo del sexo, creo recordar que los rubios eran los machos, los "pechitos rubios" son los petirrojos, los "alitas" son los papamoscas, las "sordillas" no se que nombre tienen pero son del tamaño de un "colita" y pardas con manchas blancas en el pecho y unas uñas muy largas, las "tifas" son lavanderas blancas o cascadeñas (amarillas), los "pipirichis" son mosquiteros comunes, los "verdugos" son alcaudones dorsirrojos, también los hay reales mucho más grandes, pero "verdugo" es el dorsirrojo, que es diferente por ser más pequeño y tener a la altura del cogote y el dorso manchas marrones rojizas, y hay muchos más jejeje, "aguaquiles" que son carboneros comunes, jeje que recuerdos!!

    ResponderEliminar
  8. Un día nos tenemos que juntar con la guía delante...

    ResponderEliminar
  9. Qué buenos. Ojalá no se pierdan nunca esos nombres. Me ha encantado "aguaquiles".

    ResponderEliminar