Páginas

viernes, 29 de julio de 2011

Dos recuerdos del paseo de San Martín y el bulevar del Gran Capitán

El bulevar del Gran Capitán, una de las grandes revoluciones urbanísticas de la Córdoba del XIX, ha sufrido tantos cambios a lo largo de su historia que a los más jóvenes nos resulta llamativo incluso verlo con coches circulando por su parte central, algo que ocurría hace relativamente pocos años. Las imágenes que dejo por aquí hoy son todavía más antiguas, y me acordé de ellas ayer cuando visitaba con un par de amigos las tumbas de los reyes en San Hipólito.

La primera es un cuadro titulado Street of the Great Captain, Cordoba que compartió en el proyecto del Museo Imaginado de Córdoba, de la Calleja de las Flores, el usuario Dr. Mabuse, al que ya le he fusilado anteriormente alguna que otra foto. Lo pintó el estadounidense Frederick Childe Hassam en 1910, y os recomiendo una lecturilla de la entrada original de Mabuse para conocer mejor a este artista. En la pintura se puede ver el paseo del Gran Capitán en dirección a la iglesia de San Hipólito, incluyendo una esquina del Gran Teatro. Al fondo se distingue la sierra, con una manchita blanca que por la perspectiva bien podría ser un intento de reflejar las ermitas en el cuadro.

La segunda, en dos versiones, es un grabado que sólo se entiende con el plano de 1851 que está al principio de la entrada. Es el único dibujo que conozco del paseo de San Martín, que ocupó el sitio del antiguo convento del mismo nombre, derribado entre 1840 y 1843. Comprendía el actual bulevar desde San Nicolás a San Hipólito, incluyendo la parcela que hoy es el Gran Teatro. Más o menos desde la actual puerta principal del teatro parece que está tomada esta vista, donde las casas pertenecen a la actual calle José Zorrilla (antigua de la Paciencia). La valla de madera coincide con la línea de fachada actual del Gran Teatro en la misma calle.

La importancia del grabado está en la brevedad de la existencia del paseo, que en menos de veinte años fue desmantelado para dejar paso al proyecto de nueva calle que iba a llegar, derribando algunas casas y parte de la muralla, hasta la ronda de los Tejares.

Por cierto, en este caso la fuente no tengo la menor idea de cuál ha sido, ya van tantos correos con fotos antiguas de Córdoba que me pierdo completamente.

 ---
Edito: efectivamente, como decía Guadalupe en los comentarios, el grabado de la izquierda (del cual el de la derecha es una copia) pertenece a la obra "Recuerdos y bellezas de España", en su tomo correspondiente a Córdoba, y fue dibujado por Francisco Javier Parcerisa. En el grabado se aprecia la presencia de inscripciones en dos lados de la torre ("paciencia" y "obediencia", en uno de los casos casi perdida ya entonces) y también el yamur con cruz coronando el campanario.

sábado, 23 de julio de 2011

Córdoba y Duncan Shaw

Hace pocos años, el callejero trajo al presente uno de esos nombres que estaban prácticamente olvidados. A la glorieta del polígono de Chinales, cerca del barrio del Naranjo y junto a las instalaciones de Baldomero Moreno, se le puso el nombre del escocés Duncan Shaw, uno de los personajes más curiosos de la Córdoba del XIX.

Es directamente imposible contar en una entrada todo lo que representó Duncan Shaw para la ciudad. Fue uno de los pioneros en el establecimiento de industrias modernas, un impulsor de nuevas tecnologías (incluyendo su destacado papel en la construcción del ferrocarril) y, además, el creador de una de las grandes polémicas sociales de la historia contemporánea de la ciudad, en su condición de creyente protestante.

Con motivo del establecimiento de las nuevas libertades que llegaron con la revolución de 1868 (entre otras, la libertad de cargarte el trocito de muralla medieval que lindaba con tu casa), Shaw entendió que era el momento de reclamar también el reconocimiento efectivo de la libertad de culto. El escocés había sido miembro fundador del Círculo de la Amistad y disponía de varios negocios, destacando una fábrica de plomo junto al arroyo de las Piedras. Esta posición social y económica le dio seguridad para escribir una carta en el "Diario de Córdoba" el 5 de enero de 1869, pidiendo el respeto al culto protestante en Córdoba, la separación de la Iglesia católica y los poderes públicos y que los políticos se pronunciaran sobre estas cuestiones antes de las elecciones.

La monumental bronca que se armó en la ciudad permaneció en las portadas del Córdoba durante varios meses, y a lo largo de enero Rafael Conde y Luque publicó una serie de artículos contradiciendo las opiniones de Duncan Shaw. Se fundaron periódicos en defensa del catolicismo y los círculos sociales más privilegiados de la ciudad cerraron sus puertas al escocés.

En 1871, además, con motivo de la muerte de un niño, primer miembro de una comunidad protestante que fallecía en Córdoba, Shaw decidió acoger en un anexo de su fábrica de plomo "Pozo ancho" el embrión del primer cementerio protestante de la ciudad. Dicho recinto permaneció en uso en el mismo el lugar hasta su derribo en 1959 y su traslado al cementerio de San Rafael. Por tanto, en la ortofoto del vuelo americano de 1957 debería aparecer, como se muestra en la imagen de la derecha. El punto naranja indica la situación de la fábrica, y me da la sensación de que el recuadro marcado por el punto amarillo podría ser el cementerio protestante (aquí se pueden ver algunas fotos del lugar en el siglo XX)

Se puede leer sobre su actividad comercial y otros aspectos de su vida en este artículo de José Cruz Gutiérrez, que incluye una curiosa imagen del personaje con el traje típico escocés. También es interesante este enlace.

No he conseguido dar con el documento que originó la polémica, pero en el periódico del 8 de enero de 1869 de puede ver parte del intercambio de comunicados en la penúltima página.

domingo, 3 de julio de 2011

El yamur de Alcolea, en el Museo Arqueológico

Hace unos meses, Saqunda me pasó una información sobre una pieza del Arqueológico que había permanecido olvidada durante casi todo el siglo XX, y que ahora se puede contemplar en el edificio de la ampliación. Se trata de un yamur, el remate típico de las mezquitas que consiste en varias bolas ("manzanas") engarzadas en un eje, reconvertido en veleta y coronado por una cruz.

Las bolas de este yamur tienen, empezando por la inferior, 23, 19, 16 y 14 centímetros de diámetro, separándose por piezas cilíndricas huecas de 7,5 cm de altura y 6 de diámetro. En total, el conjunto del yamur mide 108 centímetros.

Aunque la etiqueta del museo mantiene el origen como "desconocido", se sabe que esta pieza fue encontrada por Félix Hernández (importante cordobés de adopción) en el cortijo del Chanciller, muy cercano a la cárcel, en los alrededores de Alcolea. Probablemente, después de la conquista castellana de Córdoba, sirvió de remate para la capilla del cortijo hasta su recuperación para el museo.

No han faltado algunos expertos que han querido estudiar la pieza durante el perido en que no estuvo expuesta, y se encontraron con bastantes dificultades no ya para su análisis, sino para la propia localización dentro de los fondos del Arqueológico. A día de hoy, se puede ver en la exposición de la planta baja, en las vitrinas situadas más al fondo.

---
Por recordar los tiempos del Chorrijuego, la propia Saqunda envió una foto/acertijo de un yamur (foto número 9), que correspondía a la torre de la iglesia de San Nicolás. En la vida me había fijado en que estuviera allí, y resulta de lo más chocante.