Hay muchos detalles del dibujo de Guesdon que llaman poderosamente la atención, pero uno de los que más me descolocaron fue la enorme chimenea humeante junto a la plaza de la Corredera. ¿Qué era aquello? Una búsqueda en los Paseos por Córdoba me aclaró la duda: ni más ni menos que la renombrada fábrica de sombreros de "Sánchez y Cia".
José Sánchez Peña, que da nombre a la antigua calle de los Odreros, la que entra de la Corredera a la plaza de las Cañas, fue un comerciante e industrial cordobés del siglo XIX (1801-1883), al que conocimos al hablar de la casa de baños de la Merced, que era de su propiedad.
Pero su gran apuesta, su empresa señera, fue esta fábrica de sombreros en que la usó la última tecnología de la época (máquinas de vapor) para producir género de primera calidad. La compró al Ayuntamiento después de que la cárcel fuera trasladada al Alcázar, y fundó su fábrica el día 23 de agosto de 1846, según explica la Cordobapedia. Llegó a exportar al extranjero, y a ganar premios en algunos certámenes.
Por otro lado, Ramírez de Arellano nos señala que Sánchez Peña fue un adelantado a su tiempo (y casi al nuestro) en lo referente al trato a sus empleados y a los derechos que les reconocía: los operarios a las órdenes del señor Sánchez han encontrado siempre en él un amigo en vez de un principal, y un decidido protector que, lejos de escatimarles el producto de sus trabajos, se los ha favorecido, educando a sus hijos y dando a muchos participación en los productos.
En un Diario de Córdoba de 1869 encontré, un poco al azar, un anuncio de "Sánchez y compañía", que tenía su negocio de cara al público en la calle Librería (entre Capitulares y la Feria), en el mismo local en el que en 1875 aparece instalado otro negocio (una tienda de quincalla) ya que la tienda de Sánchez Peña, para ese año, se ha trasladado al número 46 de la plaza de la Corredera.
Tras la muerte del empresario, sus herederos fueron transformando poco a poco el establecimiento industrial en un conjunto de locales comerciales de alquiler, que serían el embrión del mercado que aún hoy se encuentra en ese edificio, el más importante de la plaza, y cuyo reloj debe la ciudad de Córdoba al fundador de la olvidada sombrerería.
Muy interesantes estas aportaciones sobre la historia industrial de Córdoba, un capítulo a menudo tan olvidado, y tan a la sombra de musulmanes y romanos... Espero que sirvan para concienciar a administración y ciudadanía la importancia de preservar también esta parte de nuestro pasado. Enhorabuena por el blog.
ResponderEliminarGracias, Ciudadano... en eso estamos. Enhorabuena a ti también.
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