Ramírez de las Casas-Deza no se anda con medias tintas. Como lo ve, lo cuenta, y así describe al pueblo cordobés de su época, allá por 1867, cuando se publicó la cuarta edición de su "Indicador cordobés". Copio la cita, para que nadie se me moleste.
Los cordobeses son bien formados, de color trigueño o moreno por lo general, gallardos y buenos jinetes; y disfrutando de un cielo despejado, de un clima meridional apacible y risueño y de un suelo feracísimo y ameno; son vivos, alegres, ingeniosos de imaginación ardiente, ponderativos, amantes del lujo y de la vida libre y aventurera, frugales, presuntuosos, poco dados al trabajo, enemigos de la profesión militar, y nada hospitalarios ni benéficos aún con los consanguíneos. La educación está descuidada proporcionalmente en todas las clases y en uno y otro sexo.
Magistral don Luis María en la técnica de atraer al incauto con halagos y pasar a continuación a zurrarle sin contemplaciones. ¿Cuánto hemos cambiado en siglo y medio?
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