Roque Olsen en el banquillo. Benegas, Simonet, Mingorance, Navarro, Martínez, Marañón, Riaji, Juanín, Miralles, Vázquez y Homar creando para el cordobesismo del futuro una leyenda a la que agarrarse en las aciagas tardes de paseo al borde del pozo. Casi los mismos (salvo Paz y Costa) que el 1 de abril habían celebrado en el Colombino, ante diez mil cordobeses, el 0-4 con el que el equipo lograba el sueño acariciado desde su fundación en 1954, a partir de las cenizas de anteriores proyectos.
En el estreno, con el antiguo estadio del Arcángel convertido en una fiesta, la leyenda tomó forma cuando Juanín, en el minuto 59, se encontró con un balón en el punto de penalti y lo hizo volar hasta el fondo de la portería del fondo sur. Fue el primer gol y la primera victoria del Córdoba entre los grandes. Días de gloria, para soñar.
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