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jueves, 16 de agosto de 2007

La revuelta de Saqunda

Alhakén I y Abderramán II contados por Juan Antonio Cebrián

Allí donde antaño se encontrara el segundo miliario de la Vía Augusta que pasaba por Corduba, poco después de cruzar el puente sobre el Guadalquivir, florecía a principios del siglo IX, bajo el emirato, un extenso arrabal donde vivían comerciantes y trabajadores de los cercanos centros de poder de la capital andalusí.

La actitud despótica y dada a los placeres del emir Alhaken I, unida a su política fiscal, había venido, desde años atrás, fraguando un malestar entre la población y los alfaquíes o "doctores de la ley", de manera que se sucedían las conspiraciones y pequeños motines. Nada comparable, sin embargo, a lo que sucedió en el año 818, cuando la muerte de un niño a manos de un guardia desató, por fin, la esperada gran revuelta del arrabal del sur, a cuya población se unieron grupos de otras partes de la ciudad.


La muchedumbre armada se dirigió al Alcázar, rodeándolo. El emir, inseguro de la proporción de fuerzas, ordenó a su guardia personal, “los Mudos” (así llamados por ser mercenarios del norte que no hablaban ninguna lengua local) que prendiera fuego a las viviendas de los rebeldes para que, al ver arder sus propiedades, regresaran a salvarlas y levantaran el cerco al Alcázar. La estrategia funcionó y, durante tres días, los soldados del emir, en venganza, masacraron a la población del arrabal, cifrando algunos autores en diez mil los muertos en la lucha.


Trescientos notables fueron crucificados en las afueras de la ciudad, y alrededor de quince mil cordobeses tuvieron que exiliarse. Pero la orden más importante del emir fue la destrucción sistemática del arrabal, hasta los cimientos, la prohibición perpetua de habitar en la margen izquierda del río y la conversión del territorio en campos de cultivo.


La orden fue cumplida a rajatabla, y hubo que esperar a
la Reconquista para volver a ver asentamientos estables y numerosos en lo que hoy llamamos el Campo de la Verdad.

6 comentarios:

  1. El anonimo de siempre:
    El reinado del emir al-Hakam I -796-822 : 180-206- supuso el definitivo afianzamiento de la dinastia Omeya en al-Andalus, no tanto por la forma energica, sin reparar en escrupulos, con que este soberano supo imponer su autoridad, como por el hecho de haber contribuido de manera decisiva al meztisaje de la poblacion autoctona hispana con sus dominadores arabes. Su falta de confianza en las gentes de su propio pueblo, quiza motivada por el hecho de ser hijo de una princesa carolingia, su madre fue una umm walad, llamada Zujruf, que habia sido regalada a su padre por Carlomagno, el hijo de Pipino, cuando firmo la paz con ´Abd al-Rahman al-Dajil. Este hecho biene a explicar por que los favoritos, entre sus gentes de armas, eran los ciento cincuenta soldados cristianos que habian sido traidos como cautivos de la Septimania Narbonense, todo esto le llevo a apoyar su gobierno en personajes cristianos y muladies que le sirvieron fielmente y que no siempre encontraron la debida recompensa a su fidelidad. Es conocido que su propio paje -fata-, era un cristiano llamado Vicente, que se expresaba con dificultad hablando en arabe; este personaje aparece citado repetidamente a las cronicas como encargado de transmitir las ordenes del soberano y sabemos que estaba con el en la azotea del alcazar, cuando vieron venir a los amotinados del Arrabal y el emir lo mando a sus aposentos a buscar una redoma de algalia para perfumar su cabeza, a fin de que esta fuese facilmente reconocida si sucumbia en el combate, hay que resaltar que su adelantado mayor en las marcas de Toledo y Zaragoza, ´Amrus -Ambrosio-, era un muladi oriundo de Huesca; es el Ambroz de las cronicas cristianas, no podemos dejarnos atras, su numeroso ejercito de mercenarios, del que despues trataremos, en su mayoria, cristianos venidos del norte de la Peninsula, que no sabian hablar arabe, todo lo cual nos induce sospechar que el mismo monarca pudiera haber hablado tambien la lengua romance.
    Este ambiente social, favorable a la poblacion hispana en las mas altas gradas del poder, propicio ademas el que muchas de las principales familias arabes que carecian de fortuna material, optaron por establecer alianzas matrimoniales con familias nobles de origen hispano-godo, que continuaban detentando su antiguo rango y su riqueza. Lamentablemente no son muchas las referencias que tenemos a este respecto, dada la tradicional discrecion de las fuentes arabes al tratar estos temas. Pero si podemos aducir dos ejemplos muy significativos que corresponden al siglo anterior. Uno es el matrimonio de ´Abd al.Aziz ben Musa ben Nusayr con una noble goda que adopto el nombre de Umm ´Asim; y el otro, mas significativo aun, es el caso de Sara la Goda, hija de Alamundo, el hijo mayor de Witiza, la cual caso dos veces, una con ´Isa ben Sa´id al-Lajmi, todo lo cual dio como resultado una masiva conversion de cristianos al Islam, en su gran mayoria clientes y colonos de estas familias, pero tambien comerciantes y personas de baja escala social cuyo unico objetivo era mejorar de estado, gentes apenas arabizadas y muy superficialmente islamizadas que mantenian una fe islamica muy tibia, pero a quienes nadie inquietaba en su creencia ni en su practica religiosa, dada la proverbial desafeccion del monarca hacia el partido de los alfaquies.
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  2. El anonimo de siempre:
    Uno de los mozarabes que estuvo al servicio de al-Hakam I, es el Comes o Gobernador de los cristianos ´Rabi ben Teodulfo del que tenemos muy pocas referencias biograficas, hasta el punto de que ni siquiera aparece mencionado en las historias de los mozarabes de Simonet e Isidro de las Cagigas, y ello a pesar de la importancia de los servicios que sabemos presto a este soberano. Su origen noble fue sin duda lo que le dio la opcion a ocupar este cargo, parece deducirce de su apellido Ben Teodulfo, de antigua prosapia visigoda. Sin embargo su nombre Rabi; nos muestra a las claras su condicion de "mozarabe", es decir de hombre ya arabizado, hecho que presupone un buen conocimiento de las lenguas romance y arabiga, y que debio de ser decisivo para su nombramiento.
    Al-Hakam I habia confiado la cobranza de los impuestos de su reino al comes mozarabe Rabi hijo de Teodulfo, y que su nieto, el emir Muhammad I, incurrio en las iras de los medios clericales de su corte, porque , a juicio de estos, habia en las oficinas demasiados dhimmies, ya dijimos algo de los 150 hombres armados narbonenses que formaban parte de su escolta personal y le eran fieles en cuerpo y alma, y se hablo tambien de como los cordobeses, aterrorizados por la presencia en su ciudad de una guardia pretoriana tan importante y dispuesta a las mayores violencias, dieron a tales esclavos el nombre de "silenciosos", por su ignorancia de la lengua arabe -al-jurs-. La guardia cristiana de al-Hakam I, acuartelada en una de las dependencias del Alcazar, quedo organizada en compañias de a 100 hombres bajo el mando del comes cristiano Rabi, hijo de Teodulfo, hombre de confianza del emir.
    El retiro de al-Hakam I durante el mes antes de morir, permitio a su presunto heredero ´Abd al-Rahman II, inmediatamente antes de coger las riendas del gobierno, dar una satisfaccion moral a la poblacion cordobesa, harta del despotismo del emir reinante y de sus incesantes exigencias en punto a tributos; y fue que, deseoso de que el favor popular ratificara su designacion de principe heredero, obtuvo del viejo soberano moribundo, la cabeza del cristiano de la milicia del Alcazar, el comes Rabi, hijo de Teodulfo, que era el que mas influia en los servicios del fisco. Con gran alegreia de la plebe de Cordoba le hizo crucificar, alegando que el oficial mozarabe se habia extralimitado criminalmente en sus funciones.
    Al parecer, al-Hakam I instituyo para esta magistratura de "Gobernador de los cristianos" que recibia en arabe el nombre de ´amil al-ayam o ´amil ahl al-dimma, una residencia oficial, la cual estaba ubicada en una casa que habia sido propiedad de Abu Ayyub Sulayman ben Hisam, un tio suyo, pretendiente al poder, que fue derrotado y muerto en el instante. Esta oficina donde el Conde daba audiencia publica -nazar- y donde seguramente se guardaban los censos de la poblacion cristiana -tubul ahl al-dimma-, estaba situada dentro de los muros de la ciudad, en una pequeña plaza, que era conocida como Surwayqat al-Qumis -Azoguejo o mercadillo del Conde-, nombre que persistio al menos hasta el siglo X.
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  3. El anonimo de siempre:
    Pero a decir de los cronistas musulmanes, Rabi ben Teodulfo detentaba tambien el cargo de almojarife -musrif - exactor-, esto es de recaudador de los impuestos canonicos, a saber: La capitacion personal -yizya - census publicus-, que gravaba solo a los no musulmanes, y la contribucion territorial -jaray - vectigalia- y los impuestos sobre los bienes muebles -yibayat - reditus- que gravaban a propietarios y comerciantes en general. A ello añadia ademas su condicion de arrendador de los alcabales -sahib al-mukus- o impuestos no canonicos, con lo que todos los asuntos financieros -qahrama- del emirato quedaba en sus manos, con gran satisfaccion del emir que, para asegurar su buena gestion, le habia asignado un gasto mensual de mil dinares, que se extraian de las rentas de la Cora de Elvira. De esta manera llego a reunir una enorme fortuna, lo que le grangeo la envidia de muchos de sus conciudadanos, principalmente de algunos alfaquies quienes, sin embargo, no dudaban en acudir a sus arcas para pedirle prestamos o depositos a cuenta de este dinero que el habia logrado, segun sus propias acusaciones y reproches, de forma ilicita.
    Su condicion de Conde de los cristianos y su buena gestion como recaudador de impuestos, son muestra de que nos hallamos ante un hombre que debia de tener tambien unas excelentes dotes de mando, las cuales persuadieron al emir a conferirle el rango de general -qa´id- y a confiarle la organizacion y direccion de la fuerza de mercenarios -gilman al-ayam -romani- que habia hecho venir de Galicia, de la Marca Hispanica, de la Septimania Narbonense y de otros lugares aun mas lejanos, para la creacion de su guardia personal -jassa-, tras la fallida conjura que propiciaron los alfaquies cordobeses contra su persona en el año 189-805.
    Esta guardia palatina -´irafa-, perfectamente armada y pertrachada, estaba formada por cinco mil hombres, tres mil jinetes y dos mil peones, agrupados en compañias de a cien, cada una al mando de un oficial -´arif-. Las tropas cumplian diferentes funciones; asi, la infanteria tenia encomendada la guardia de honor en todas las puertas y pasadizos del alcazar, por lo que fueron llamados "los celadores" - al-musattirum -, mientras que la caballeria se mantenia acuartelada en los pabellones construidos a la orilla del rio, frente a la puerta de la Azuda que daba sobre el arrecife, en la que habia siempre un destacamento -da´ira- que se mantenia en continua alerta.
    Pero el pueblo odiaba a esta guardia de mamelucos cristianos, que esta guardia palatina estaba formada mayoritariamente por cristianos nos viene confirmado por las fuentes arabes, se la solia llamar "los mudos" - al-jurs -porque no sabian hablar arabe, ya que era ella la encargada de ejecutar las severisimas decisiones del emir, el cual habia confiado todos los asuntos referidos al gobierno de la ciudad en las manos de este Conde a quien se hacia responsable de las atrocidades que sus tropas llevaban a cabo por orden del soberano. Sobre ello nos dice Ahmad al-Razi:
    "Era el funcionario que se ocupaba de los censos de los no musulmanes y el encargado de los servicios administrativos del emir al-Hakam I y de la ejecucion de sus ordenes personales, pero su naturaleza era perversa, y se mostraba atrevido y autoritario siempre que se dirigia a los musulmanes para todo lo que el emir al-Hakam I le confiaba, exigiendoles cantidades ignominiosas. De su maldad cuentan cosas inauditas.
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  4. El anonimo de siempre:
    Ademas segun nos dice otro cronista, su privanza con el soberano le habia llevado a mostrarse altivo hasta tal punto que "se atrevio incluso a hacer que los arabes y bereberes le besaran la mano, y, en cuanto se quedaba a solas con sus privados, hacia traer agua y decia -Lavadme lo que me han manchado esos perros-".
    A decir de Ibn al-Jatib, una de las causas que motivaron el levantamiento popular del Arrabal del año 202-818 fue haber dejado el emir manos libres al Conde Rabi, que era su favorito -hazi- entre sus hombres, y el haberle tolerado la imposicion de subsidios - ma ´awin - y obligaciones -magarim- a los musulmanes. Otros cronistas señalaban tambien "la excesiva aficion de al-Hakam I a la bebida, a los placeres y pasatiempos de la caza y otros semejantes. Ambas acusaciones delatan su origen en las predicas de los alfaquies, que fueron sin duda la causa principal de este levantamiento. Pero el hecho que desato la revuelta fue un incidente ocurrido el 13 de ramadan-25 de marzo, entre un soldado de la guardia palatina y un armero a quien aquel dio de cuchilladas hasta matarlo. Al momento todo el Arrabal Meridional se levanto en armas y con el los demas arrabales de la ciudad. Pero el emir no se arredro ante esta situacion, sino que se puso al frente de sus tropas y combatio valerosamente. Luego, viendo que la suerte le era contraria, ordeno a dos primos suyos que pasasen el vado hacia el otro lado del rio con un destacamento de jinetes y que atacasen a los sitiadores por la retaguardia, lo que hicieron incendiando las casa del Arrabal y combatiendo a la multitud que intentaba tomar el puente. Los amotinados, cogidos entre dos frentes, fueron masacrados y la represion, el sauqeo y el incendio se prolongaron durante tres dias. Al final el numero de prisioneros era enorme y de ellos trescientos de los mas principales fueron crucificados cabeza abajo. Para el resto se decreto la expatriacion forzosa.
    Segun nos cuenta Ibn Hazm, tras este levantamiento, la poblacion de Segunda fue completamente arrasada, de manera que no solo sus casas fueran derruidas hasta los cimientos, sino incluso las mismas mezquitas, labor de la que se encargo tambien al Conde Rabi. Este hecho acrecento, si cabe, el odio popular hacia el, pues la destruccion fue tan completa, que persistia aun ochenta años despues, en tiempos del emir ´Abd Allah, cuando relata un cronista que, tras apoderarse Ibn Hafsun del castillo de Poley -Aguilar-, sus tropas se aventuraban para hostigar a la capital cordobesa hasta las mismas ruinas de Secunda.
    En el año 206-822 el emir al-Hakam I que sentia ya proxima su hora, quiso dejar resuelto antes de morir la cuestion sucesoria. Para ello celebro una audiencia solemne en el alcazar, el dia 10 de du l-hiyya- 6 de mayo. Fiesta de Sacrificio, a fin de proclamar a su primogenito ´Abd al-Rahman como principe heredero -wali l´ahd-, y a su otro hijo al-Mugira como eventual sucesor de aquel. Pero algunos dias despues de esta proclamacion su enfermedad se agravo, y entonces el emir se recluyo en sus aposentos y mando llamar a su heredero ´Abd al-Rahman para que se instalase con el en el alcazar y para encargarle la supervision que su padre le hacia, pero antes que nada le pidio la cabeza de su valido el Conde Rabi ben Teodulfo a quien al entrar habia visto sentado en el puesto de guardia de la puerta de la Azuda. Esta era la puerta principal del Alcazar que daba a la explanada, y por ella se entraba para las audiencias, por lo que su nombre vino a significar la misma administracion Omeya. Encima se encontraba la famosa "Azotea del Alcazar" de la que hemos hablado antes.
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  5. El anonimo de siempre:
    El emir no puso inconveniente y el principe ´Abd al-Rahman dio su primera orden aun en vida de su padre, para mandar que el Conde fuse detenido y crucificado bajo la acusacion de haberse extralimitado en sus funciones. Con esta habil jugada, el que iva a ser nuevo emir de Cordoba queria marcar las distancias con la que habia sido la politica de su antecesor, al tiempo que intentaba congraciarse con sus subditos, otorgando su castigo ejemplarizante a quien durante tantos años los habia estado oprimiendo. La medida surtio el efecto deseado: La espectacion fue muy grande y para presenciar el suplicio que se llevo a cabo en la explanada del alcazar, frente a la misma puerta de la Azuda donde otrora el Conde habia hecho ostensible su poder, se congrego una enorme concurrencia de publico que no dejaba de bendecir al emir que asi se mostraba su arrepentimiento por sus acciones pasadas. Sobre lo cual nos dice un cronista:
    "El Conde Rabi era, entre todos los mortales, el que mas merecia el suplicio de la cruz y que se diera escarmiento -en su persona-, por la maldad de los hechos que habia perpetrado contra los musulmanes y su enorme sufrimiento a causa de los muchos prejuicios que les ocasionaba, por lo cual quiso el principe congraciarse con ellos. Su crucificcion fue muy sonada debido a la cantidad de gente que se reunio y al gran alboroto que formaron dando gracias a Dios altisimo por haberles levantado esta prueba.
    Pero el que iba a ser el nuevo emir de al-Andalus queria dejar bien claro ante los alfaquies cordobeses su talento de hombre religioso para lo cual no vio mejor camino que ordenar que fuese derribado el meson -funduq- que poseia el emir; de los omeyas de al-Andalus al-Hakam al-Rabadi bebio publicamente, pero ninguno de sus sucesores bebio vino de uva, tomando unicamente miel cocida y nada mas, este meson estaba al otro lado del rio, en la parte del Arrabal llamada la "Segunda Cordoba". En este establecimiento, que estaba en una de las fortificaciones de yeso y ladrillo que habia junto al puente, se toleraba la venta de vinos y licores - al-jumur wa-l-astriba - a cambio de una fuerte imposicion que cobraba tambien el Conde Rabi. El lugar era frecuentado por la gente de mala vida de toda clase y condicion que no paraban de maquinar intrigas y desordenes. Asi pues, el meson fue destruido, sus instalaciones quemadas, quebradas las tinajas de sus bodegas -murus- y su vino derramado, haciendose tambien el merecido escarmiento al mesonero -funduqi- llamado Hayyun y a cuantos se hallaron con el.
    Parece ser que algunas personas que no estaban muy de acuerdo con la forma de actuar del principe, comentaron con preocupacion estos hechos al emir al-Hakam quien cuando supo lo que habia hecho su hijo, callo y dijo: "El sabe lo que hace" Era evidente que la situacion habia cambiado y que el nuevo emir queria gobernar de forma diferente a como lo habia hecho su padre.
    La muerte del Conde Rabi, causo un explicable alborozo en los medios mas proximos a la que iva a ser la nueva clase dirigente de los alfaquies, de la que se hizo portavoz el viejo poeta, estrellero y contino del principe al-Hakam I, ´Abd Allah ben al-Samir, quien, lleno de resentimiento y falto de imaginacion y buen gusto, ensarto para la ocasion una breve ristra de versos que nos ha conservado el historiador Ibn Hayyan. En estos versos, se pueden apreciar tres ideas fundamentales que el poeta intenta transmitir al principe como a sus subditos.
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  6. El anonimo de siempre:
    En los tres primeros hay una invitacion al nuevo emir para que acepte de buen grado los criterios religiosos que le presentan los alfaquies, con los que sin duda se habra de ganar la proteccion divina; en los tres siguientes se describe la muerte de Rabi, presentada en irreverente metafora como una Hostia de comunion -qurban- y como hecho que corrobora la aceptacion de esos criterios religiosos por parte de al-Hakam I, lo cual es ademas para el poeta signo evidente del inicio de la venganza divina a favor de los musulmanes, finalmente, en los cuatro ultimos versos hay una llamada a todas las gentes para que acepten sumisas a este nuevo soberano que no solo acata docilmente los principios del Islam, sino que ademas tiene la mano abierta para otorgar a cada uno una merced. Pero el nuevo emir no se contento con dar muerte al que seguramente no tenia otro delito que haber sido fiel ejecutor de las ordenes de su padre, y asi añadio para su familia la pena supletoria de confiscacion de bienes, seguro como estaba de la generosidad que tendria que prodigar a la nueva clase politica en la que pensaba sustentar su autoridad. A este respecto mando pregonar un buen bando conminando a todo aquel que tuviera dinero del Conde en deposito para que lo manifestase en el plazo de tres dias, so pena de perder la vida y la hacienda. Pero aun asi hubo algunos que intentaron retener estas cantidades, como fue el caso de un logista que no tuvo escrupulos en apropiarse de una importante suma de dinero, amparandose para ello en los intringulis legales del todopoderoso alfaqui Yahya ben Yahya, cuya proteccion le valio tambien para acceder al cadiazgo de la capital cordobesa.
    P/D.- Pienso que si no se sabe todo el entorno que llevo a provocar esta revuelta, no se tendra idea de como ocurrieron los hechos, que como se ve fue una continuidad de provocaciones que se aguanto hasta que no pudo ser mas."como Fuente Obejuna".

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