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viernes, 13 de mayo de 2011

La puerta de los Sacos en la muralla de la Huerta del Alcázar

Llevo mucho tiempo detrás de esta entrada, pensando si debería colgarla toda del tirón o partirla para hacerla menos rollete. Pero creo que, según he bajado el ritmo de producción, lo justo es contarlo todo junto y que cada uno se administre. Ha sido un trabajo muy bonito y, aunque no está cerrado, creo que hay material como para contar la historia de la más desconocida de las puertas de las murallas de Córdoba: la puerta de los Sacos.


La puerta de los Sacos no pertenecía a la muralla de la ciudad, propiamente dicha, sino al último recinto fortificado que se construyó, junto con el Alcázar Viejo: la Huerta del Alcázar. Es el trozo de color amarillo en la foto de arriba, que he ampliado en un detalle del plano de 1851. En los años 50, cuando se construyó la autovía atravesando la Huerta del Alcázar, para ir a dar al nuevo puente de San Rafael, la puerta de los Sacos fue eliminada de su ubicación, quedando sólo el nombre conservado en el llamado puente de la puerta de los Sacos, un puentecillo califal sobre el cauce del arroyo del Moro, hoy escondido debajo de la avenida.

La puerta de los Sacos ha cambiado tanto de sitio, que más vale que contemos su historia a través de las fuentes de cada época para aclararnos un poco. Vámonos, por supuesto, al maestro Wyngaerde, el que hizo la foto de Córdoba en el siglo XVI: esta es la primera imagen de la puerta, y la única en su ubicación original en el lienzo sur de la muralla, el que mira al río. Ahí la tenemos, casi en la esquina de la Huerta del Alcázar, mirando al sur. Probablemente ya tuviera el mismo nombre, debido a que era el punto principal de abastecimiento de harina al Alcázar, procedente de los molinos del río. Debo reconocer que me fijé en esa imagen de la puerta gracias al análisis que hizo Rojunson en su blog.




Cerca de un siglo después, Vaca de Alfaro hace su valiosísima descripción de la muralla de la ciudad, y nos cuenta cómo en el siglo XVII la puerta se encontraba cerrada por su estado de deterioro, confirmando su ubicación en el lienzo sur, entre dos torres un poco maltrechas ya en aquella época. Las fuentes del siglo XIX, como Ramírez de las Casas-Deza, nos hablan de una puerta de los Sacos tapiada y sin uso en el lienzo occidental de la muralla. Es decir, en algún momento, entre el XVII tardío y el XIX temprano, la puerta se traslada al otro lado de la esquina y se reconstruye, probablemente ya sin torres, la parte de la muralla donde estaba la antigua puerta que daba al sur.

Y aquí llegan los primeros fotógrafos en el siglo XX, y consiguen este documento para la Historia: la foto más antigua de la puerta. Está hecha desde la orilla del río, en lo que hoy sería la base de la parte norte del puente de San Rafael. La puerta es el hueco que se ve entre los álamos, su ubicación del cuadro de Wyngaerde estaría más a la derecha, entre la esquina y la torre.


Pocos años después de esta foto, llegaría la definitiva remodelación que haría caer la puerta en el olvido. La radical intervención que rompió el lazo entre la ciudad y el río, la nacional IV que invadió la ribera norte, derribó la muralla y enlazó con el nuevo eje de Vallellano y el puente de San Rafael. El antes y el después de esa obra nos muestra el grado de impacto que tuvo en el urbanismo de la zona.


Y sí, ahí está, en la primera foto, nuestra puerta de los Sacos, rodeada por el progreso. En este detalle se ve mejor.


¿Qué fue de la puerta? Pues aquí entra el soplo que me dio Saqunda, sacado del libro de Solano Márquez, La Córdoba de Antonio Cruz Conde: el alcalde que cambió la ciudad. Se dice aquí que a partir de 1954, cuando finaliza la restauración de la barbacana y el foso y empieza la de la muralla, la puerta de los Sacos fue desmontada, "restaurando el dovelaje de su arco apuntado, volviendo a montarlo y rehaciendo su almenado". Es decir, que la trasladaron. ¿Adónde? Pues hay dos opciones.

La primera de ellas es una puerta que aparece en el plano de 1851 que puse antes. Se ve en el lienzo oeste, a la izquierda, como un hueco en el muro cerca ya de las primeras casas de San Basilio. Esa puerta sigue existiendo hoy, y sufrió una restauración como se ve en las fotos siguientes, una de ellas tomada justo cuando tenía los andamios puestos.



La segunda está un poquito más al norte. Hay que recordar que la puerta de Sevilla que hoy vemos no es la original, sino una mera reconstrucción. En esta foto de los años 50 se puede ver todavía el boquete que quedaba desde su derribo en 1865. Pero no es eso lo que nos importa, sino la puerta ancha encalada que se ve a la derecha:


Esa puerta coincide por situación con esta otra, que es la actual: alguien puso unas dovelas nuevas donde no las había, fueran o no las de la puerta de los Sacos.


Las dos opciones me parecen buenas. La segunda tiene a favor la evidencia del cambio, pero en contra el tamaño (el arco es pequeño para lo que parece la puerta en las fotos antiguas). Cuando estábamos delante, parecía más tentadora esta última, pero ahora, después de ver los andamios que prueban que también se reformó (y mucho) la puerta que da a la huerta, parece más lógico que sea esa la que contenga hoy día las dovelas de la antigua y sufrida puerta de los Sacos. Hay que añadir que la pequeña debe dar entrada a una casa particular, y la grande da a un espacio público abierto. Pero bueno, a lo mejor pronto tenemos más datos para tomar una decisión mejor argumentada. Mientras tanto, por qué no un paseíto para volver a conocer con otros ojos ese rincón de la ciudad...

domingo, 1 de mayo de 2011

Primero de mayo, ochenta años atrás


El Primero de mayo de 1931 estuvo marcado por un acontecimiento histórico que había ocurrido sólo quince días antes: la proclamación de la II República. Por primera vez desde el inicio de las movilizaciones obreras que siguieron a la I Guerra Mundial, un 1 de mayo llegaba sin que el país estuviera dirigido por la mano de Alfonso XIII.

Los dos documentos que hoy aparecen en el blog han sido digitalizados a partir de los originales, cedidos por un colaborador, y son sendas convocatorias a un mitin y una manifestación que iban a tener lugar en Córdoba ese día. Aquí os los dejo, ochenta años después, para que los disfruten los más curiosos.